Page 310 - El nuevo zar
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marcha  atrás  con  una  estrategia  formal  que  el  Gobierno  de  Kuchma  había
               publicitado  el  mes  anterior  llamando  a  Ucrania  a  tratar  de  convertirse  en
               Estado miembro de la Unión Europea y la OTAN. Dado  que  necesitaba  el
               respaldo de Rusia en lo que estaba tomando la forma de una elección reñida

               para  sus  sucesores,  algo  que  podía  proporcionar  seguridad  a  un  presidente
               cuya reputación se había manchado luego de que dejara su cargo, Kuchma

               sucumbió a la presión de Putin. Después de su reunión, anunció que había
               abandonado  la  estrategia  que  acababa  de  anunciar  y  que  solo  buscaría
               relaciones  cordiales  con  las  alianzas  que  dominaban  Europa:  un  retroceso
               abrupto que dejó estupefacta a la oposición de Ucrania.


                    A  puertas  cerradas,  Putin  y  Kuchma  también  llegaron  a  un  acuerdo
               colateral: crearon una nueva compañía de comercio de energía.[6] Operaba
               con  el  difícil  acrónimo  de  RosUkrEnergo,  y  su  propiedad  permaneció

               deliberadamente imprecisa. La mitad era propiedad de una rama de Gazprom,
               el monopolio del gas en Rusia que cada vez integraba más la visión de Putin

               de una Rusia más grande, controlada por el Kremlin y liderada por sus aliados
               más allegados de San Petersburgo. La otra mitad era propiedad de una oscura
               compañía  cuyos  socios  se  mantuvieron  en  secreto,  cuya  participación  era
               administrada por un banco austríaco, Raiffeisen Bank International. La nueva

               compañía no estaba registrada ni en Rusia ni en Ucrania, sino en Suiza.[7]
               Este turbio acuerdo subrayaba que la preocupación de Putin respecto de la

               acechante elección en Ucrania iba más allá de la política únicamente y que
               muchas preocupaciones financieras entraban en la mayoría de sus cálculos.

                    El gas natural, incluso más que el petróleo, se había vuelto la herramienta

               más poderosa de Rusia en materia de política exterior. El petróleo se comercia
               libremente,  derramándose  por  la  economía  del  mundo;  el  gas  requiere
               oleoductos fijos, que vinculen las naciones de Europa con Rusia. La red de
               oleoductos, que databa de la era soviética, le daba a Rusia cierta influencia, y,

               con el aumento de los precios del petróleo, las perspectivas de riqueza que
               Putin había mencionado casi una década antes en su disertación constituían el

               núcleo  del  poder  del  Estado.  Ucrania,  a  través  de  la  cual  pasaba  la  mayor
               parte  del  gas  de  Rusia,  representaba  una  llave  maestra  potencial  para  las
               ambiciones  de  Putin.  Putin  estaba  seguro  de  que  ahora  se  enfrentaba  a  un
               esfuerzo coordinado para frustrar sus planes. Cuando apareció en el Palacio

               de  Livadia  tras  sus  conversaciones  privadas  con  Kuchma  y  Yanukóvich,
               incluso empleó un término  del  KGB  utilizado  para  referirse  a  las  redes  de
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