Page 332 - El nuevo zar
P. 332

preguntaron  acerca  de  los  misteriosos  compradores—.  Su  intención,  por  la
               información  que  recibo,  es  establecer  relaciones  con  otras  compañías  de
               energía en Rusia que tengan un interés en la compañía de ellos.»

                    Estaba ocultando algo. El día anterior, Rosneft había pedido y —con la

               bendición  de  Putin—  obtenido  autorización  del  comité  antimonopolio  de
               Rusia para comprar Baikalfinancegroup. Rosneft, que apenas semanas antes
               había parecido destinada a ser absorbida por Gazprom, ahora era dueña de

               una  subsidiaria  vastamente  subvaluada  capaz  de  bombear  un  millón  de
               barriles de petróleo al día.

                    El 23 de diciembre, cuatro días después de la subasta, Rosneft anunció su

               compra.  Llevaría  otro  año  desenredar  el  complicado  financiamiento
               involucrado.  La  misteriosa  y  joven  Baikalfinancegroup  había  recibido  el
               adelanto para la subasta de parte de otra petrolera con relaciones estrechas

               con Putin y el Kremlin, Surgutneftegaz; esta recibió su pago cuando Rosneft
               adquirió  el  activo  subastado,  que,  incluso  con  descuento,  tenía  un  valor
               superior al de la propia Rosneft. A su vez, Rosneft cerró un acuerdo con la

               compañía de petróleo estatal de China, CNPC, para contribuir con el dinero a
               modo  de  anticipo  por  el  petróleo  que  Rosneft  se  disponía  a  obtener  de  los
               activos expropiados de Yukos.[15] La ironía era que Mijaíl Jodorkovski había

               abogado durante tiempo por el desarrollo de una asociación estratégica con
               China, incluso construyendo un oleoducto a ese país, que fue bloqueado por
               el Kremlin, receloso del creciente poder económico de Pekín. Ahora Rosneft,

               con  Ígor  Sechin  en  su  directorio,  había  adquirido  efectivamente  el  activo
               confiscado  de  Yukos  por  nada,  excepto  la  promesa  de  pagar  los  beneficios

               futuros del activo a China. Era, como lo llamó Andréi Ilariónov, «la estafa del
               año».

                    Frente a una nueva tormenta de críticas internacionales, Putin defendió la
               subasta  con  una  confianza  jactanciosa,  calculando  que  el  escándalo  inicial

               alrededor de Yukos se desvanecería y que nadie podía hacer nada al respecto,
               por cierto. En su conferencia de prensa anual en diciembre, pasó por alto las
               preguntas con omisiones y evasivas.


                    «Ahora bien, respecto de la adquisición realizada por Rosneft del famoso
               activo de la compañía…, no recuerdo su nombre exacto…, ¿es Compañía de
               Inversión  Baikal?  Básicamente,  Rosneft,  una  compañía  cien  por  ciento

               propiedad del Estado, ha comprado el famoso activo Yuganskneftegaz. Esa es
   327   328   329   330   331   332   333   334   335   336   337