Page 338 - El nuevo zar
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importantes.[23]  Se  volvió  una  obsesión  tal  para  Putin  que  muchos  se
               preguntaban si se estaba preparando para quedarse con la compañía cuando
               terminara  su  mandato  presidencial.  «Gracias  por  la  oferta  de  empleo  —
               contestó  en  enero  de  2006  cuando  un  periodista  le  hizo  la  pregunta

               directamente—. No obstante, no es probable que presida una empresa. No soy
               un empresario, ni por carácter ni por experiencia de vida.»

                    Puede  que  Gazprom  hubiese  perdido  en  la  competencia  interna  para

               hacerse con el activo principal de Yukos, pero prosiguió en su búsqueda de
               expansión y lo hizo con tácticas más furtivas y sutiles que la expropiación de
               Yukos. Román Abramóvich, que había renunciado a la fusión de Sibneft con

               Yukos en 2003 tras reunirse con Putin (a la vez que se quedaba con los 3.000
               millones de dólares que Jodorkovski le había pagado), también encontró que
               su compañía se enfrentaba con nuevos reclamos fiscales. Se trataba de una

               factura por 1.000 millones de dólares, por lo cual negoció discretamente un
               acuerdo  en  2005  por  300  millones  de  dólares,[24]  y  de  inmediato  trató  de

               vender  su  participación  como  accionista  mayoritario  en  la  compañía.
               Consideró ofertas de Chevron-Texaco, Shell y Total, pero era más perspicaz
               que Jodorkovski o, como mínimo, menos beligerante, y pudo leer las señales
               de advertencia.[25] En julio de 2005, Sibneft pagó un enorme dividendo de

               2.290  millones  de  dólares  a  sus  accionistas  —más  que  el  total  de  sus
               beneficios  dos  años  antes—,  lo  cual  era  claramente  un  signo  de  que

               Abramóvich  estaba  liquidando  y  preparando  la  venta  de  la  compañía.  Dos
               días después, en una reunión de líderes del G8 en Escocia, Putin confirmó la
               especulación y reconoció que Gazprom era el demandante. Insistió en que era
               un  asunto  privado  entre  empresas,  pero  también  divulgó  que  había  estado

               personalmente involucrado en negociaciones con Abramóvich. Gazprom no
               tenía  el  dinero  para  adquirir  Sibneft,  pero  Putin  anunció  que  el  Gobierno

               compraría  suficientes  acciones  de  Gazprom  para  darle  al  Estado  control
               mayoritario,  utilizando  fondos  de  las  arcas  del  Estado.  Gazprom  utilizó
               entonces la inyección de efectivo para comprar Sibneft por 13.000 millones

               de  dólares,  un  precio  tan  inflado  que  hubo  especulación  acerca  de  las
               comisiones que debían de haberse pagado.[26] El embajador estadounidense
               en  ese  tiempo,  William  J.  Burns,  envió  un  telegrama  al  Departamento  de

               Estado  que  decía  que  «solo  un  cuarto»  del  precio  había  ido  al  propio
               Abramóvich.[27] Al parecer, muchos otros obtuvieron su parte, también.
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