Page 347 - El nuevo zar
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la economía y se había beneficiado enormemente del repunte inesperado en el
               precio del petróleo (que, a su vez, impactó en el precio del gas natural), pero
               su  segundo  mandato  representó  un  cambio  significativo,  un  cambio  que
               coincidía  con  la  partida  de  algunos  de  sus  consejeros  liberales  y  la

               consolidación del control del Kremlin sobre las ramas del Gobierno, así como
               sobre los medios y las empresas. Ahora, con un país crecientemente solvente,

               comenzó  a  redistribuir  los  ingresos  hacia  una  nueva  generación  de  futuros
               magnates, aquellos que no habían tenido acceso a información privilegiada
               para  amasar  fortunas  en  la  década  de  1990.  Ninguno  de  ellos  era
               multimillonario entonces ni proyectaba su riqueza de forma ostentosa. Eran

               una nueva generación de oligarcas, a imagen del modelo de Putin: adustos,
               sobrios, sigilosos e intensamente leales al hombre que los había sacado de un

               relativo anonimato. Aquellos que no se habían unido a Putin en las filas del
               Gobierno pronto lo siguieron en las empresas.

                    Después de que Rosneft adquiriera la parte más importante de Yukos, los

               contratos  para  comerciar  gran  parte  de  su  petróleo  pasaron  a  Guenadi
               Timchenko, el operador que comenzó a hacer acuerdos con Putin en los años
               noventa. Cuando Arkadi Rotenberg, que junto con su hermano Boris había
               aprendido  judo  al  lado  de  Putin  cuando  eran  adolescentes  en  la  década  de

               1960, formó un club de judo en San Petersburgo en 1998 llamado Yawara-
               Neva, Timchenko proporcionó patrocinio y Putin se convirtió en el presidente

               honorario del club. El club creó una «judocracia» que moldearía el liderazgo
               político  de  Putin  tanto  como  lo  había  hecho  antes  el  KGB.[43]  Vasili
               Shestakov, otro yudoca, fundador del club que había prometido contratar a
               Putin como instructor en 1996, entró en la política y publicó libros y vídeos

               sobre  el  deporte,  incluido  uno  aparentemente  escrito  en  colaboración  con
               Putin.

                    Cuando,  en  la  víspera  de  su  investidura  en  2000,  Putin  estableció  una

               compañía estatal para agrupar decenas de destilerías de vodka en las que el
               Gobierno todavía tenía un interés mayoritario, acudió a la judocracia para que

               la  controlara.  Puso  a  Arkadi  Rotenberg  a  cargo  de  lo  que  se  llamó
               Rospiritprom.  En  un  país  que  gustaba  de  las  bebidas  blancas,  el
               emprendimiento  crecería  hasta  convertirse  en  una  empresa  multimillonaria,
               que  controlaría  casi  la  mitad  del  mercado  del  alcohol  en  el  país  y  que  se

               beneficiaría  de  las  nuevas  regulaciones  gubernamentales  y  los  ataques  a
               rivales  privados.[44]  Rotenberg  y  su  hermano  Boris  acumulaban  los
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