Page 348 - El nuevo zar
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beneficios de la bebida nacional de Rusia en su propio banco, el SMP, que
               luego  comenzó  a  invertir  en  la  construcción  de  un  oleoducto  exactamente
               igual al que Putin estaba negociando con tipos como Gerhard Schröder.

                    A  diferencia  de  las  estrategias  para  enriquecerse  rápido  de  las

               privatizaciones de la década de 1990, la acumulación de activos por parte de
               los amigos de Putin fue tan lenta y gradual que su importancia no se hizo
               evidente  hasta  mucho  después.  Putin  había  permitido  que  su  círculo  de

               amigos ascendiera hasta lo más alto de la economía del país, enriqueciéndolos
               al tiempo que se aseguraba de que controlaran los sectores de la economía —
               desde  recursos  naturales  hasta  medios—  que  él  consideraba  vitales  para  la

               seguridad de la nación. «No se lleva a los chicos de San Petersburgo a trabajar
               con  él  porque  tengan  ojos  bonitos,  sino  porque  confía  en  las  personas  que
               conoce bien», contó Anatoli Rajlin, el primer entrenador de judo de Putin, a

               Izvestija en 2007.





               El 26 de diciembre de 2005, Putin reunió a sus consejeros para un encuentro

               especial  en  el  Kremlin  para  discutir,  entre  otros  asuntos,  cómo  dividir  los
               ingresos del crecimiento extraordinario de Rosneft. En torno a la gran mesa

               oval  se  encontraban  los  hombres  que  habían  estado  con  él  desde  San
               Petersburgo:  Aleksandr  Medvédev,  Alekséi  Kudrin,  Herman  Gref,  Ígor
               Sechin. Era una reunión inusual, más pequeña que una reunión de gabinete,
               pero  más  grande  que  las  reuniones  regulares  dedicadas  a  cuestiones

               económicas. Andréi Ilariónov, ya degradado una vez, estaba también allí, pero
               para entonces se sentía cada vez más incómodo con la dirección que tomaba

               la  política  económica  del  Kremlin.  Ilariónov,  formado  como  economista,
               había sido un consejero beligerante y firme para los gobiernos rusos desde el
               colapso  de  la  Unión  Soviética.  Libertario  y  partidario  del  libre  mercado,

               nunca se había privado de decir lo que pensaba. La primera vez que se reunió
               con Putin, en febrero de 2000, mientras Putin era todavía presidente interino,
               un asistente pasó una nota para informarle a Putin de que fuerzas rusas en

               Chechenia habían capturado la ciudad de Shatoi, el último bastión que, por
               entonces, seguía ocupado por los rebeldes. Ilariónov era entusiasta y, cuando
               respondió diciendo que la guerra era ilegal y destructiva para Rusia, ambos

               discutieron durante una hora hasta que Putin, gélidamente, lo interrumpió. En
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