Page 423 - El nuevo zar
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millones de dólares, diversas subsidiaras y subcontratistas de Gazprom que
habían construido la vasta red de oleoductos del país. El hombre detrás de
Stroigazmontazh resultó ser el compañero de judo de la juventud de Putin,
Arkadi Rotenberg.
Para entonces, Rotenberg se había valido de su rol en el monopolio estatal
del vodka, Rospiritprom, para hacer una fortuna. (Una de sus fábricas incluso
producía una nueva marca, Putinka, un diminutivo gracioso del nombre de
Putin, que pronto se convirtió en una de las marcas más populares y lucrativas
de Rusia.)[7] La entrada de Rotenberg en el negocio de los oleoductos lo
enriqueció a una escala totalmente nueva. Pronto, muchos de los proyectos de
expansión de Gazprom fueron a su compañía, desde la construcción del North
Stream, el oleoducto que había involucrado a Gerhard Schröder en un
escándalo, hasta el oleoducto que brindaría calefacción al nuevo complejo
isleño que Putin estaba erigiendo en Vladivostok. En 2010, Rotenberg y su
hermano, Boris, ocuparon los dos puestos finales en la lista de Forbes de los
cien rusos más ricos, con una fortuna de 700 millones cada uno. Arkadi
Rotenberg era tan reservado que no concedió entrevistas hasta que su
aparición entre los más ricos de Rusia comenzó a generar especulaciones
acerca de la notable fuente de su riqueza. «No estamos recién salidos de la
calle», reconoció en una entrevista con Komersant.[8]
Los megaproyectos de Putin solo propulsaron el ascenso de Rotenberg. En
2010, junto con su hijo, quedó a cargo de la compañía que construía la planta
de energía sobre la futura Villa Olímpica, y consiguió contrato tras contrato
para los Juegos: veintiuno en total, por un valor de casi 7.000 millones de
dólares, una suma equivalente al coste total de los Juegos Olímpicos de
Invierno de 2010 en Vancouver. No negó que su amistad con Putin lo hubiera
ayudado en su ascenso meteórico, pero describió esa relación como un deber,
una carga y, como había dicho su entrenador de judo, una cuestión de
confianza.
«Conocer a funcionarios de gobierno de tan alto nivel no le hace daño a
nadie, pero ciertamente tampoco les ha servido a todos —le dijo al periódico
—. No es una garantía. Repito: Putin tiene muchos más amigos que aquellos
que hoy son famosos y exitosos. Es más, todos por alguna razón olvidan la
enorme responsabilidad que implica tamaña amistad. Para mí, es sobre todo
una responsabilidad. Intento comportarme de forma que jamás lo traicione.»