Page 427 - El nuevo zar
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habían integrado su cartera.

                    Para  finales  de  año,  tres  de  esas  compañías  habían  sido  reinscritas  con
               nuevos  propietarios,  todos  ellos  delincuentes  convictos.  Esos  propietarios
               luego solicitaron 230 millones de dólares en devoluciones de impuestos, que

               fueron otorgados en un solo día en diciembre. Browder acudió a un bufete de
               abogados en Moscú, Firestone Duncan, para entender lo que había sucedido.
               El  contable  que  desentrañó  el  retorcido  plan  fue  Serguéi  Magnitski.  Prestó

               testimonio ante el comité investigador del Estado y nombró a los funcionarios
               del  Ministerio  del  Interior,  los  jueces  e  inspectores  fiscales  que  habían
               orquestado el elaborado robo de los sellos de la compañía y el subsiguiente

               fraude fiscal. El ministerio ordenó una investigación sobre el robo y nombró
               como jefe de la investigación al subdirector al que Magnitski había acusado
               de  orquestarlo  todo,  Artiom  Kuznetsov.  Magnitski  fue  arrestado  dieciocho

               días después.

                    La muerte de Magnitski conmocionó profundamente a la élite rusa. Hacía
               tiempo que se había habituado a las duras medidas aplicadas contra activistas

               políticos y empresarios desobedientes, pero Magnitski no era ni lo uno ni lo
               otro. Incluso si Browder suponía una amenaza para los intereses poderosos de
               alguien,  Magnitski  era  claramente  una  víctima  colateral.  Su  muerte  expuso

               una red generalizada de abusos y mentiras acerca del caso que investigaba, su
               arresto y detención, el tratamiento de su deteriorada salud y la paliza final que
               lo  mató.  También  Dmitri  Medvédev  pareció  conmocionado;  pocos  casos

               ilustraban tan bien el «nihilismo jurídico» que, según creía, estaba sofocando
               el futuro económico de Rusia. Ordenó al fiscal general una investigación, y

               creó un grupo de trabajo para revisar el caso de forma independiente, con la
               designación  de  destacados  defensores  de  derechos  a  los  que  Putin  había
               marginado  cada  vez  más  cuando  estaba  en  el  Kremlin.  En  diciembre,
               Medvédev despidió a veinte funcionarios del servicio penitenciario, aunque la

               mayoría provenía de regiones lejanas y solo uno tenía alguna conexión con el
               trato  que  había  recibido  Magnitski  durante  su  detención.  Mientras  tanto,

               Browder empleó sus recursos en rastrear el producto de los 230 millones de
               dólares en comprobantes fiscales. El jefe de la investigación había comprado
               dos pisos por un valor de más de 2 millones de dólares (registrados a nombre
               de  sus  padres),  así  como  un  Mercedes-Benz,  un  Range  Rover  y  un  Land

               Rover,  cada  uno  de  los  cuales  estaba  tasado  en  valores  que  multiplicaban
               muchas veces su salario anual, de 10.200 dólares. La mujer en la fiscalía que
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