Page 431 - El nuevo zar
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Juntos cantaron canciones, incluido el tema sentimental de El escudo y la
               espada, la película que en 1968 propulsó a Putin al KGB e incluso parecía
               servir  de  cimiento  ahora  para  su  visión  del  mundo  cada  vez  más  insular  y
               paranoica. Putin todavía se sabía la letra y había aprendido a tocar la música

               en el piano (lo cual haría en una subasta de caridad pocos meses después).
               «¿Dónde comienza la Patria?», pregunta la letra de la canción, y la respuesta

               parecía enraizada en el propio trasfondo de Putin:[13]



                          Con camaradas buenos y confiables
                          que viven en el patio lindero.



                    Putin reveló la existencia de esa reunión durante una visita oficial en julio

               a Sebastopol, el puerto de Crimea que fue el cuartel general de la Flota del
               Mar Negro. Estaba asistiendo a un rally internacional de motocicletas, que
               presentaba  a  los  Lobos  de  la  Noche,  la  versión  rusa  de  los  Hell’s  Angels,

               motociclistas que fusionaban patriotismo, ortodoxia rusa y veneración a Putin.
               Montó  en  motocicleta  con  ellos,  aunque  en  una  motocicleta  de  tres  ruedas
               especialmente  equipada  para  él,  la  clase  de  oportunidad  para  una  foto  que

               nuevamente estaba volviéndose corriente. La delación de los ilegales lo había
               hecho enfadar profundamente, y prometió que la fuente —que ya se conocía,
               dijo  él—  sufriría  por  ello.  «Los  traidores  siempre  terminan  mal  —dijo—.

               Como regla, mueren por alcoholismo o consumo de drogas.» Luego aludió a
               Serguéi Tretiakov, un alto oficial de inteligencia que había desertado y huido
               a  Estados  Unidos  en  2000.  Era  conocido  por  sus  entrenadores

               estadounidenses  como  «Camarada  J»  y  sus  revelaciones  incluían  detalles
               acerca del propio jefe de seguridad de Putin, Víktor Zólotov. Tretiakov murió
               apenas  días  antes  de  la  delación  de  la  red  de  espionaje,  pero  su  esposa

               mantuvo su muerte fuera de las noticias hasta que el FBI pudo realizarle la
               autopsia, que mostró que no había habido nada sucio. Tras haber sido jefe de
               actividades de inteligencia en Naciones Unidas antes de su deserción, podía

               muy  bien  haber  cumplido  un  rol  en  la  delación  de  los  ilegales,  aunque  su
               esposa lo negó.[14] «Sea como sea —dijo Putin de Tretiakov—, su vida fue
               un gran desperdicio.»
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