Page 452 - El nuevo zar
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señaló con énfasis una vez más, «no estaban en Rusia». Casi no mencionó la
               nominación de Medvédev para encabezar la lista del partido o su retorno a la
               presidencia, que de golpe, en un instante, parecía resultar inexorable.

                    «Hemos  entrado  ya  en  un  largo  ciclo  electoral.  Las  elecciones  para  la

               Duma Estatal se celebrarán el 4 de diciembre, seguidas por la formación de
               sus  comités  y  órganos  de  gobierno.  Las  elecciones  presidenciales  están
               programadas  para  la  próxima  primavera.  Deseo  agradecerles  su  respuesta

               positiva a la propuesta de que me presente para presidente. Es un gran honor
               para mí.»

                    Hablaba como si no lo hubiera decidido todo él.


                    Al  acuerdo  se  había  llegado  hacía  varios  años,  había  explicado  Putin.
               Medvédev también sugirió lo mismo, aunque, de hecho, no había sucedido
               así. Medvédev había abrigado la esperanza de presentarse para un segundo

               mandato  por  lo  menos  hasta  principios  de  septiembre,  cuando  su
               comportamiento público comenzó a sugerir que quizás eso no sucedería. No
               se había enterado de los detalles de la decisión final de Putin hasta la noche

               anterior,  durante  una  reunión  por  la  noche  en  Novo-Ogariovo.  Cuando  las
               impresoras imprimieron las papeletas que utilizarían los delegados para elevar
               a Medvédev a líder del partido, el espacio para su nombre había quedado en

               blanco y fue rellenado solo tras el anuncio. De acuerdo con una versión, Putin
               no estaba dispuesto siquiera a dejar que Medvédev le contara a su esposa la
               decisión  hasta  que  se  hubiese  hecho  pública.[8]  Si  todo  ese  tiempo  Putin

               había sabido que su intención era reclamar otra vez la presidencia, nadie, ni
               en el Gobierno ni en su círculo interno, había tenido permiso para saberlo,
               mucho menos para influir en el resultado de sus deliberaciones. Putin tomó la

               decisión  más  trascendental  de  su  carrera  política  con  su  propio  y  único
               consejo. Uno de los leales a Medvédev, Arkadi Dvorkóvich, reaccionó con
               atribulado sarcasmo ante lo sucedido en el congreso. En una entrevista el año

               anterior,  Dvorkóvich  había  reconocido  que  los  planes  de  Medvédev  —y
               realmente toda su presidencia— habían encontrado oposición entre «aquellos
               que se beneficiaban con el antiguo sistema, la ineficacia presupuestaria y la

               economía basada en los recursos».[9] Nunca dio nombres, pero claramente
               hacía referencia  al  entorno  de  Putin.  «Ahora  —publicó  en  un  tuit  desde  el
               recinto  del  congreso  de  su  partido—  es  el  momento  de  cambiar  al  canal

               deportivo.»
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