Page 497 - El nuevo zar
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evidentemente tomado del patronímico de la madre de Liudmila). A fines de
2012, a la edad de veintiséis años, se convirtió en directora del Fondo de
Desarrollo Intelectual Nacional, una organización que construía un centro de
investigación de alta tecnología por valor de 1.600 millones de dólares en los
terrenos de la Universidad Estatal de Moscú.[11] Los fiduciarios del fondo
abarcaban a varios de los aliados más cercanos a Putin, ahora ejecutivos
adinerados de empresas estatales, incluido Ígor Sechin y Serguéi Chemezov.
Se dijo que se había casado con Kiril Shamalov, el hijo de Nikolái Shamalov,
que había sido un miembro de la cooperativa de dachas Ozero de Putin. Kiril
también se había unido a las filas ejecutivas de Gazprom después de
graduarse en la misma universidad que Katerina. Más tarde se convirtió en
ejecutivo y, finalmente, en accionista de Sibur, la compañía petroquímica más
grande del país, que entonces pertenecía en parte a Guenadi Timchenko. El
entretejido de lazos nepotistas del círculo de amigos y aliados de Putin
parecía extenderse hacia una nueva generación.
A falta de información oficial o incluso fiable acerca de la vida privada de
los Putin, aparecían rumores, en su mayor parte en los círculos más chismosos
y conspirativos de internet. Se especulaba acerca de la salud de Liudmila,
incluso sobre episodios de depresión o adicción: uno de los relatos favoritos
contaba que vivía en un monasterio cerca de Pskov, apartada como las
esposas de los zares durante la historia. La verdad era más pedestre. Serguéi
Rolduguin, uno de los amigos más antiguos de Putin, dijo que los Putin
guardaban relaciones cordiales, pero se habían vuelto cada vez más distantes.
Putin pasaba más tiempo con el mismo círculo de amigos que tenía de la
infancia, del KGB y de los negocios que se afianzaron en la década de 1990.
Era con estos amigos con quienes se relajaba y organizaba fiestas por la noche
en su residencia de Moscú o en las casas oficiales de retiro que Boris
Nemtsov detallaba en su informe sobre las tenencias presidenciales. En estas
reuniones, dijo Rolduguin, él nunca hablaba abiertamente de negocios —esas
conversaciones se daban en el ámbito personal, de tú a tú— y rara vez de
política. Las conversaciones variaban mucho, con temas que iban de historia a
literatura. El interés de Putin podía menguar. Tenía poca paciencia para temas
fatigosos, pero sed de nueva información. Rolduguin reveló que, tras leer la
traducción de Pasternak de El rey Lear, Putin hizo preguntas a sus amigos
sobre si sabían, tal como escribía Pasternak en sus comentarios de la
traducción, que la inspiración histórica del relato se remontaba al siglo IX.