Page 498 - El nuevo zar
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Invitaba a cantantes, con preferencia por los melódicos, como Grigori Leps y
               Filip  Kirkórov,  para  conciertos  privados;  los  invitados,  incluso  el  anfitrión,
               llegaban a todas horas en coche o helicóptero. Una vez le pidió a Rolduguin
               que trajera músicos de la Casa de la Música de San Petersburgo, de la que su

               viejo amigo ahora era director artístico. Los tres músicos —un violinista, un
               pianista y un clarinetista— tocaron Mozart, Weber y Chaikovski. Putin estaba

               conmovido  y,  con  la  gracia  de  un  zar,  los  invitó  a  tocar  otra  vez  la  noche
               siguiente para el mismo pequeño grupo de amigos. Estas reuniones incluían a
               personas como Yuri Kovalchuk y Guenadi Timchenko, pero cada vez menos a
               la esposa de Putin.


                    Las obsesiones de Putin seguían siendo el trabajo y el deporte. El hockey
               sobre  hielo  se  convirtió  en  un  nuevo  pasatiempo  en  2011,  después  de  que
               asistiera  a  un  torneo  juvenil.  Era  un  deporte  que  también  ocupaba  a  sus

               amigos  Timchenko  y  los  hermanos  Rotenberg,  Boris  y  Arkadi,  que  eran
               dueños de equipos profesionales en la Liga Continental de Hockey de Rusia.

               Putin se pasó horas aprendiendo a patinar y a utilizar el palo, un signo de la
               misma avidez que mostró en el aprendizaje de artes marciales de adolescente,
               y pronto estuvo jugando partidos en estadios vaciados de gente, excepto los
               invitados.  Sus  compañeros  de  equipo  y  profesores  eran  algunas  de  las

               leyendas del hockey, como Slava  Fetísov  y  Pável  Bure,  además  de  amigos
               como  los  Rotenberg,  sus  propios  ministros  de  Gobierno  e  incluso  el

               presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko. Los guardaespaldas de su
               servicio  de  seguridad  y  los  del  de  Medvédev  —aunque  no  Medvédev—
               poblaban  los  equipos.  En  el  período  previo  a  los  Juegos  Olímpicos,  Putin
               decretó la creación de una liga nocturna de aficionados para hombres de más

               de cuarenta años, que se amplió para incluir a jugadores de todas las edades.
               Putin lo veía como parte de una revitalización del país a través del deporte y

               el  buen  estado  físico.  Los  partidos  de  aficionados  pronto  se  abrieron  al
               público y aparecieron en los informes de noticias, que seguían sin aliento la
               creciente destreza del presidente sobre el hielo. Con el número 11, marcaba

               con sorprendente facilidad, ¡seis goles en un mismo partido! Estaba jugando
               al  hockey,  dijo  restándole  importancia,  la  noche  de  las  primeras  protestas
               masivas, en diciembre de 2011. El día de su investidura de 2012, se fue del

               Kremlin como nuevo presidente para jugar en un partido de exhibición contra
               leyendas retiradas del hockey, con dos políticos retirados, Silvio Berlusconi y
               Gerhard Schröder, entre la audiencia. Putin marcó dos goles, incluido el que
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