Page 511 - El nuevo zar
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estropearon las relaciones con aliados como Alemania, cuya canciller, Angela
Merkel, supo que sus propias conversaciones telefónicas habían sido
pinchadas. También relativizaron las revelaciones de periodistas como
Soldáatov y su esposa, Irina Borogán, acerca de la amplia vigilancia que
realizaba Rusia sobre sus ciudadanos mediante un programa llamado SORM
(System of Operative-Investigative Measures; Sistema de Medidas Operativas
de Inteligencia). Ambos habían descrito a SORM como «una red orwelliana
que pone en riesgo la privacidad y la capacidad de utilizar las
telecomunicaciones para oponerse al Gobierno».[12] El programa incrementó
el alcance de los servicios de inteligencia en internet y en las páginas web de
medios de comunicación que hasta hacía poco parecían libres de la
interferencia del Gobierno. El número de interceptaciones se había duplicado
desde 2007; y se habían intervenido las comunicaciones de líderes de la
oposición como Boris Nemtsov y Alekséi Navalni y se habían filtrado a
agencias de noticias amigas del Kremlin. Dadas las divulgaciones de
Snowden, ¿cómo podía Estados Unidos objetar el insidioso sistema de
vigilancia de Rusia?
Casi con seguridad con la autorización de Putin, el servicio de
migraciones de Rusia le concedió a Snowden asilo temporal el 1 de agosto y
le dio un permiso para residir e incluso trabajar en el país: Snowden abandonó
la terminal de tránsito y comenzó una nueva vida en las sombras de Moscú.
La decisión, que la Casa Blanca conoció a través de los informativos de las
noticias, fue el golpe final al «reinicio» de relaciones que Obama había
buscado con Medvédev, un «reinicio» que se había ido apagando desde el
retorno de Putin a la presidencia. Una semana más tarde, Obama anuló sus
planes para mantener una reunión aparte con Putin previa a la cumbre del
G20, que había sido programada en San Petersburgo para septiembre. La
frustración de Obama con Putin se desbordaba. En una conferencia de prensa,
dijo que parecía tener poco sentido reunirse con Putin ahora, dadas sus
diferencias en política y en su forma de ver el mundo —las disputas sobre
defensas de misiles, la agitación política en Oriente Medio, la represión de la
oposición en Rusia, la prohibición de las adopciones para los
estadounidenses, la sanción de una nueva ley que prohibía distribuir
«propaganda homosexual» a niños—, sin mencionar la tendencia creciente de
antiamericanismo que aparecía en la televisión estatal y las declaraciones
oficiales. Obama describió a Putin como huraño e insolente, una burla que