Page 517 - El nuevo zar
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peligrosamente a la deriva respecto de sus raíces cristianas.
«Están negando los principios morales y todas las identidades
tradicionales: nacionales, culturales, religiosas e incluso sexuales. Están
implementando políticas que equiparan a las grandes familias con parejas de
un mismo sexo, la creencia en Dios con la creencia en Satán. El exceso de
corrección política ha alcanzado el punto donde la gente realmente habla de
registrar partidos políticos cuyo objeto es promover la pedofilia.»
Peor, dijo, estas naciones buscaban exportar esas peligrosas ideas. Se
trataba de «un camino directo a la degradación y el primitivismo, cuyo
resultado es una profunda crisis moral y demográfica».
De todos los países con los que Putin esperaba aliarse en la Unión de
Eurasia, ninguno era tan importante como Ucrania, con sus hondos lazos
históricos, sociales y religiosos con Rusia. Muchos ucranianos eran rusos
étnicamente, desgarrados de su madre patria, según la visión de Putin, por la
«mayor catástrofe geopolítica» del siglo XX. Y ahora Ucrania se tambaleaba
hacia el abrazo de la Unión Europea, alentada por los europeos y los
estadounidenses, a expensas de la Unión de Eurasia. Fue prueba suficiente
para Putin cuando Hillary Rodham Clinton advirtió, en diciembre de 2012,
que la Unión de Eurasia era meramente un intento de subyugar a sus vecinos
en una nueva alianza de estilo soviético, y añadió que «estamos intentando
idear formas efectivas de retrasarlo o evitarlo».[19]
La Unión Europea estableció un plazo para que Ucrania adoptara el
acuerdo comercial antes de su cumbre en Lituania en noviembre, y en los
meses previos Putin puso enorme empeño en persuadir a Ucrania de resistirse.
Como antes de la Revolución Naranja en 2004, visitó Ucrania en reiteradas
ocasiones. En julio de 2013, para poner de relieve los lazos religiosos que
unían a Ucrania con Rusia, Putin asistió a una ceremonia en Kiev para
conmemorar el aniversario del bautismo del príncipe Vladímir en 988. «Todos
somos herederos espirituales de lo que sucedió aquí 1.025 años atrás», dijo
Putin, que apareció con Yanukóvich en el monasterio de las Cuevas, uno de
los sitios sagrados de la Iglesia ortodoxa. También utilizó maniobras
económicas. Unas semanas después del aniversario, Rusia prohibió la
importación de automotores y de caramelos ucranianos manufacturados por
Roshen, una fábrica de golosinas que era propiedad de un oligarca y
exministro, Petró Poroshenko, que favorecía una integración mayor con