Page 536 - El nuevo zar
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Parecía no estar cómodo, recostándose e incorporándose en su asiento
alternativamente. Declaró que Yanukóvich era el único presidente legítimo de
Ucrania, pero dijo que no había un líder legítimo en Ucrania con el que
pudiera hablar. («Creo que no tiene futuro político —agregó respecto de
Yanukóvich, en tono condescendiente—, y se lo he dicho.») Un cambio en el
poder en Ucrania era «probablemente necesario», pero lo que sucedía en Kiev
era una «toma armada del poder» que, «al igual que el genio que de pronto
sale de la lámpara», había inundado la capital con nacionalistas,
«semifascistas» con esvásticas, y antisemitas. Y, sin embargo, agregó: «No
tenemos enemigos en Ucrania».
Luego planteó otra vez la cuestión de las guerras de Estados Unidos en
Afganistán, en Irak y Libia, que solo en su mente estaban inextricablemente
involucradas en esta crisis. De hecho, Obama reaccionó con lentitud a los
sucesos en Ucrania, distraído por la crisis en Oriente Medio, pero Putin estaba
convencido de que los estadounidenses, incluso más que los europeos, habían
instigado el levantamiento. «A veces tengo la sensación de que en algún lugar
del otro lado de ese enorme charco, en Estados Unidos, hay personas en un
laboratorio que llevan a cabo experimentos, como con ratas, sin entender
realmente las consecuencias de lo que hacen.» Oblicuamente reconoció que
Rusia había reforzado sus tropas en el cuartel general de la Flota del Mar
Negro en Sebastopol, pero, cuando se lo presionó respecto de los soldados
con uniformes rusos sin insignia que estaban ocupando edificios clave,
disimuló llamándolos «unidades locales de autodefensa». «Cualquiera puede
ir a una tienda y comprar un uniforme», dijo.
Putin expresó apoyo al derecho de las personas de Crimea a celebrar un
referéndum, pero enfatizó que no estaba considerando la posibilidad de que
Crimea se uniera a Rusia. Y, sin embargo, dos días después, con la oposición
internacional en aumento, el nuevo Parlamento de Crimea abruptamente
anunció que había acelerado sus planes y celebraría el referéndum sobre el
destino de la península en apenas diez días, el 16 de marzo. A pesar de la
oposición de los ucranianos étnicos y los tártaros de Crimea, que habían sido
terriblemente oprimidos bajo Stalin y pudieron volver de forma abierta solo
tras el colapso de la Unión Soviética, los resultados del referéndum eran ahora
una mera formalidad. Al día siguiente, a pesar de la negación de Putin de
apenas unos días antes, el Kremlin dejó claro que Crimea estaba retornando a
la patria, mientras los líderes de la Duma y la Federación se reunían con una