Page 540 - El nuevo zar
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naciones sucesoras separadas. Durante años había exaltado el ruski mir
[mundo ruso], la comunidad unida más allá de las fronteras por el idioma, la
cultura y la fe, pero nunca antes había utilizado la noción como lógica para
una acción militar. Era un argumento que guardaba un incómodo paralelismo
con los que utilizó Adolf Hitler en 1938 para reclamar Austria y luego los
Sudetes en Checoslovaquia por los Volksgenossen [alemanes étnicos]. La
pregunta ahora era dónde se detendría la política de Putin. Otras partes de
Ucrania incluían poblaciones importantes de rusos étnicos, al igual que
Kazajistán y las tres antiguas repúblicas soviéticas ahora en la OTAN y
protegidas por un compromiso de defensa recíproca incluido en el artículo 5
de la Carta de la Alianza: Lituania, Letonia y Estonia. Pocos creían que Putin
se arriesgaría a una confrontación militar con la OTAN atacando a uno de sus
Estados miembros, pero nadie parecía seguro de que los cálculos de Putin
fueran completamente racionales ya.
Días después de la anexión de Crimea, manifestantes en Ucrania oriental,
incitados o apoyados por combatientes voluntarios y agentes de inteligencia
rusos, comenzaron a tomar edificios públicos de varias ciudades. En dos
capitales provinciales, Donetsk y Lugansk, criticaron a las nuevas autoridades
centrales en Kiev, declararon la creación de «repúblicas del pueblo» y
programaron su propio referéndum para mayo. Los sucesos se desarrollaron
tal como los funcionarios en esas regiones habían advertido que sucedería tras
el levantamiento político de 2004, respaldados por compatriotas del otro lado
de la frontera en Rusia. Ambas regiones incluían grandes poblaciones de
rusos étnicos, aunque no mayorías totales, cuyas simpatías políticas eran
mucho más cercanas a la Rusia de Putin que a Kiev, en especial tras el
levantamiento en el invierno de 2013-2014. En gran medida, eran más
sensibles a la propaganda de los medios controlados por el Kremlin, que
estaba disponible ampliamente en Ucrania oriental y retrataba a los que
estaban ahora en el poder como nacionalistas furibundos, que negarían a los
rusos derechos básicos, que los oprimirían, incluso los torturarían y los
matarían. Aunque evitó expresar apoyo explícito a las protestas, Putin
reiteradamente condenó a las autoridades ucranianas y reafirmó el derecho de
Rusia a proteger los intereses del mundo ruso. Al cabo de semanas, utilizó el
término Novorosiya [Nueva Rusia] para evocar un reclamo histórico sobre la
franja del territorio ucraniano desde Odesa hasta la frontera rusa, que la Rusia
imperial había tomado en el siglo XVIII del decadente Imperio otomano. Las