Page 546 - El nuevo zar
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Angela Merkel y François Hollande pusieron a prueba su deseo (de boquilla)
               de  llegar  a  una  solución  política  pacífica  en  Ucrania  intermediando  en
               negociaciones de paz. Por primera vez desde que había comenzado la crisis,
               Putin  se  reunió  en  Normandía  con  Petró  Poroshenko,  quien  actuaba  como

               representante de las regiones rebeldes a las que declaraba no proporcionarles
               ningún apoyo. No obstante, la lucha de cualquier modo se intensificó, con las

               fuerzas de gobierno y los insurgentes disparándose entre sí con armas más
               pesadas, incluidos morteros y artillería.

                    Un mes después, Putin se reunió otra vez con Merkel en Brasil antes de la
               final de la Copa Mundial entre Alemania y Argentina. Estaba presente como

               líder  de  la  nación  sede  para  el  campeonato  en  2018,  un  acto  altamente
               esperado  para  el  que  ya  había  lanzado  un  nuevo  megaproyecto  de
               construcción  de  estadios,  un  proyecto  que  iba  a  verse  cuestionado  con

               preguntas  acerca  de  irregularidades  en  torno  a  la  candidatura  ganadora  de
               Rusia.[14] Incluso mientras se reunían otra vez, prometiendo negociar un cese

               del  fuego,  se  conocieron  nuevos  informes  acerca  de  un  equipo  ruso  que
               cruzaba la frontera. Un día más tarde, un avión de cargamento militar AN-26
               ucraniano  que  volaba  a  una  altitud  de  más  de  6.000  metros  fue  derribado
               junto  a  la  frontera  rusa  cerca  de  Lugansk;  su  derribo,  acaecido  tras  la

               destrucción de otro avión de transporte militar mientras aterrizaba en junio,
               era un signo portentoso del aumento en el poder de fuego de los insurgentes.

               Dos días después de eso, un avión de combate Sujói cayó, por el impacto de
               un sofisticado misil tierra-aire de un tipo que no se conocía que poseyeran los
               aviones de combate irregulares.


                    En  la  tarde  del  17  de  julio,  la  página  web  utilizada  por  Ígor  Strelkov
               publicó una nota que anunciaba la caída de otro AN-26 más, este cerca del
               pueblo de Torez, ubicado entre Donetsk y la frontera rusa. «Os lo advertimos:
               no voléis “en nuestro cielo”», declaraba triunfalmente la declaración atribuida

               a Strelkov.[15] Los ucranianos más tarde dijeron haber interceptado llamadas
               telefónicas  entre  un  combatiente  y  un  oficial  de  inteligencia  ruso  que

               confirmaban el derribo. No obstante, no era un avión militar ucraniano. Los
               restos  que  cayeron  del  cielo  pertenecían  a  un  Boeing  777,  que  llevaba
               doscientos  ochenta  y  tres  pasajeros  y  quince  tripulantes  en  el  vuelo  17  de
               Malaysia Airlines, de Ámsterdam a Kuala Lumpur. Los cuerpos aterrizaron

               entre  escombros  sobre  varios  kilómetros  cuadrados  de  campos  de  cultivo
               sembrados con trigo.
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