Page 549 - El nuevo zar
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daño autoinfligido a través de las acciones de Putin, pero el aislamiento
también alimentó la visión de Putin de que las crisis a las que hacía frente
Rusia económica y diplomáticamente eran parte de un vasto intento
conspirativo para debilitarla, para debilitar a su Gobierno.
El día después del derribo del vuelo 17, el tribunal internacional de
arbitraje de La Haya finalmente expidió su veredicto de los casos presentados
por los accionistas de Yukos sobre la expropiación de la compañía y ordenó a
Rusia pagar más de 50.000 millones de dólares en daños, citando como
prueba de la colusión del Gobierno la propia defensa que había hecho Putin
respecto de subastar la joya de la corona de la compañía una década antes.
[18] Cada paso contra Rusia él ahora lo veía como un ataque cínico,
calculado, en contra de su propia persona. Sus acciones ocultaban un sentido
profundo de agravio y traición, agudizado por la crisis que sobrevino al
momento mismo en que Rusia había alcanzado su sueño olímpico. Putin era
inmune a las amenazas de sanciones o aislamiento internacional porque ahora
creía que la visión de Rusia, sus intereses, nunca serían respetados, como
tampoco a él le habían mostrado adecuado respeto, mucho menos desde que
regresó al Kremlin en 2012, después del interregno de cuatro años como
primer ministro.
Putin no había calculado mal sus acciones contra Crimea y, luego, en
Ucrania oriental. Simplemente, ya no le importaba cómo respondiera
Occidente. El cambio en el comportamiento de Putin se agudizó después del
derribo del vuelo 17, según su viejo amigo Serguéi Rolduguin. «He observado
que, cuanto más lo molestan, más se endurece», dijo Rolduguin. Era como si
el levantamiento político en Ucrania lo afectara profunda y personalmente,
como una burla en el patio de la escuela que lo forzara a soltar golpes.
Merkel, según Rolduguin, había enfurecido a Putin al desestimar las
preocupaciones que él planteó acerca de los radicales en las filas del nuevo
Gobierno de Ucrania, acerca de las amenazas contra las minorías rusas en el
país, acerca de las atrocidades que estaban cometiendo las tropas ucranianas
contra civiles. Todos deseaban culparlo a él por el misil que destrozó al avión
de pasajeros, pero ¿qué había de las atrocidades cometidas por el Gobierno
ucraniano contra aquellos en el este? Donde antes había sido paciente con
Merkel y otros líderes, ahora se irritaba; donde antes había buscado un
acuerdo, ahora era inflexible. «Todo esto lo ha irritado y se ha vuelto más…,
no quiero decir “agresivo”, pero más indiferente —explicó Rolduguin—. Él