Page 55 - El nuevo zar
P. 55

en  Berlín,  según  Horst  Jehmlich.  En  comparación  con  las  personas  que
               conocían  en  la  Unión  Soviética,  los  Putin  vivían  una  vida  de  privilegio  y
               confort,  aunque  con  restricciones.  Se  desalentaba  que  las  esposas  hicieran
               amistad fuera de su círculo inmediato, lo cual creó una comunidad insular que

               crispaba  los  nervios  y  alimentaba  habladurías  y  pequeñas  rivalidades.  Sus
               años  en  Dresde  se  volvieron  «moderados,  sedentarios,  corrientes  y

               monótonos».[16] La vida no presentaba novedades y, para Liudmila, se volvió
               claustrofóbica.  Su  marido  nunca  hablaba  en  el  hogar  acerca  de  su  trabajo,
               aunque  este  se  cernía  sobre  todo  lo  demás.  Más  de  una  vez  advirtió  a
               Liudmila que evitara compañías «indeseables» con las que trataba. Ni siquiera

               entre  hermanos  alemanes  era  posible  confiar  realmente  en  nadie.  Sus
               verdaderas identidades e intenciones podían permanecer ocultas durante años,

               como descubrirían los Putin más adelante, cuando se afirmó que el Servicio
               Federal de Inteligencia de Alemania Occidental, el BND, había infiltrado en
               la mansión de la calle Angelika a una agente rolliza que prestaba servicios

               como intérprete. Su figura había inspirado su nombre en código, BALCONY,
               y se decía que había hecho amistad con los Putin y con Liudmila en particular.
               Liudmila  le  confió  que  tenía  un  matrimonio  tormentoso,  que  Vladímir  era

               violento y un mujeriego en serie.[17] Si la intérprete realmente era una espía
               era algo imposible de demostrar, y es probable que se tratara solo de la guerra
               de desinformación entre las dos agencias de inteligencia rivales. En el oficio

               del espionaje, la verdad nunca era realmente el quid de la cuestión.





               El objetivo del KGB en Alemania Oriental era recabar inteligencia y reclutar

               agentes que tuvieran acceso a Occidente. El papel que desempeñó el mayor
               Putin  en  esta  misión  fue  rutinario,  incluso  tedioso.  Los  alemanes  del  Este
               transfirieron a dos oficiales a la oficina del KGB, que revisaban juntos las

               solicitudes  de  aquellos  que  deseaban  viajar  a  Alemania  Occidental.  La
               finalidad era determinar quiénes de ellos tenían parientes cerca de las bases
               militares de Estados Unidos y la OTAN en Bad Tölz, Wildflecken y Celle, y

               ver  si,  a  cambio  de  un  visado,  colaborarían  con  el  KGB  informando  de
               cualquier  cosa  inusual  que  pudieran  ver.  En  1986,  los  líderes  del  KGB
               conservaban  la  fijación  respecto  del  riesgo  que  suponía  la  OTAN,  incluso

               cuando  los  cambios  que  estaba  introduciendo  un  nuevo  y  carismático  líder
               soviético, Mijaíl Gorbachov, prometían una desaceleración en las tensiones de
   50   51   52   53   54   55   56   57   58   59   60