Page 149 - Cómo hacer que te pasen cosas buenas: Entiende tu cerebro, gestiona tus emociones, mejora tu vida (Spanish Edition)
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Gasta dos o tres botes grandes de gel a la semana —ella sola—, porque
necesita sentirse limpia.
Le explico que padece un trastorno obsesivo compulsivo que le conduce a
un perfeccionismo atroz.
El perfeccionista es el eterno insatisfecho, está permanentemente sufriendo porque
nunca nada está a la altura de sus expectativas. Este tipo de personas son excelentes
detectando los defectos: si algo no está limpio u ordenado, si no resulta armónico, si hay
manchas en la pared, en un cristal o en el espejo. Lola es muy meticulosa en su trabajo
y, cuando le piden un informe sobre algo, invierte hasta el último minuto en comprobar y
verificar que todo esté correcto. Y lo mismo sucede con la tesis, por eso siempre que la
relee encuentra fallos que corregir y nunca la consigue terminar. Es una sufridora nata y
la gente de su entorno vive alerta con ella porque siempre está analizando defectos.
Un aspecto propio del perfeccionista es la rigidez a la hora de cambiar de un
pensamiento a otro: piensan en una cosa y ya no son capaces de salir de ahí, y eso va
generando pensamientos en bucle de difícil salida. En el caso de Lola, pautamos una
medicación que funciona muy bien para este tipo de trastornos. Por otra parte, en
psicoterapia empezamos a trabajar con una libreta en la que fuimos marcando objetivos:
desde la limpieza, el orden y la forma de tratar a sus hijos y su marido, hasta los
pensamientos rumiativos que la bloquean.
Insisto mucho en aprender a manejar los momentos de tensión, con mensajes
congnitivos que ella se repite en los instantes en los que siente la necesidad de llevar a
cabo sus rituales de limpieza —«No pasa nada, estás bien, estás limpia, acuérdate de que
tú tienes un trastorno que te hace lavarte mucho las manos, porque si no, no consigues
estar tranquila, no va pasar nada malo si no te lavas las manos en este instante…»—. En
la conducta le recomiendo jugar en el parque con su hijo, sin necesidad de limpiarse
hasta llegar a casa.
Poco a poco trabajando desde el pensamiento hasta la conducta, ha mejorado
sustancialmente.
EL SISTEMA CINGULADO
Existe una zona en el cerebro encargada de las obsesiones, compulsiones y rigidez
mental. Es el giro cingulado. El doctor Daniel Amen compara esta zona del cerebro con
el cambio de marchas de un coche antiguo. Un correcto funcionamiento de esta zona del
cerebro implica poder cambiar de marcha —de idea, de foco de atención— con facilidad.
Cuando nos quedamos enganchados en una marcha —en una idea—, el coche no
funciona bien y se produce mentalmente lo que denominamos una obsesión.
Esta es la zona encargada de visualizar diferentes posibilidades y opciones para
cualquier problema dotándonos de mayor o menor flexibilidad para manejar las
contrariedades y cambios del día a día. Cuando funciona mal o se encuentra activado en
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