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Más allá del aula III: Experiencias y reflexiones docentes

          es sencillamente, la puerta con el farol encendido que nos muestra
          tal y como somos.
            Ahora, simbolizar, ese acto de mostrar un evento producto de la
          experiencia,  hace  de  esta  operación  un  acto  poético,  puesto  que
          “implica un acto de creación permanente gracias al cual es posible
          otorgar al mundo y a las cosas que están en él, incluido el hombre
          mismo, múltiples sentidos, según sean sus diversas formas de darse
          o aparecer a la conciencia” (Guevara, 2012, p. 11). La palabra se
          regodea en la experiencia, y entonando a Vygotsky, “la conciencia
          se refleja en una palabra como el sol en una pequeña gota de agua.”
          (1997,  p.  224).  Además,  “la  palabra  es  el  microcosmos  de  la
          conciencia.  Una  palabra  con  sentido  es  el  microcosmos  de  la
          conciencia humana” (Vygotsky, 1997, p. 224).
            Ese  ocuparse  de  sí  conscientemente,  ese  detallar  de  manera
          cuidadosa  las  experiencias  cotidianas,  que  se  generan  en  los
          sucesivos  momentos  de  Mi  vida,  simple  y  común,  ese  intentar
          poner  en  suspenso,  un  suceso,  que  por  simple  y  ordinario,  se
          convierte en símbolo cuando decido plasmarlo, es ahí cuando ese
          momento  cobra  un  valor  histórico,  se  muestra,  emerge,  brota  y
          exige  ser  escuchado  y  valorado.  Eso  es  lo  que  cuentan  nuestros
          autores en este producto, están dando sentido a su experiencia de
          vida, están reconociendo en su yoidad, que su experiencia de vida
          no  es  vacua,  que  hay  cotas  de  ella  que  valen  ser  desplegadas  en
          medio de ese firmamento infinito de las palabras. Así es que:

            Dar sentido a la experiencia, a sus vivencias, es fundamental
            para que el hombre afronte su vida desde el comienzo hasta
            el  fin;  en  eso  consiste  ocuparse  de  sí,  pues  lo  que  al
            individuo  le  importa, al  fin  y  al  cabo,  para  el  acto  lato  de
            vivir no es lo que acontece en sí, sino el sentido que le da a
            cada experiencia de acuerdo con el entramado misterioso de
            su ser”. (Guevara, 2012, p. 11)

             O  sea,  “Ocuparse  de  sí,  equivale,  entonces,  a  un  otorgar
          sentido a la experiencia como elemento esencial de la existencia”
          (Guevara, 2012, p. 11); un ejemplo que hace honor a las anteriores
          palabras  fundamentales,  lo  encontré  en  un  ensayo  de  una  de





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