Page 158 - MARX DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS (2018)
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Marx: doscientos años después (1818-2018)
posible gracias a la domesticación del trigo, de la vaca y la
producción de leche y, sobre todo, de la domesticación del
ser humano. De salvaje, independiente del trabajo humano, el
trigo, la leche y los materiales involucrados en la producción
de pan, como el molino, el horno, etc.; no son reales, pues no
se ha subsumido en el mundo humano. Pero una vez
integradas, gracias a la industria y el comercio, aparecerán
como objetos ante la conciencia, primero comunitaria y luego
individual. En tanto objetos, no son sustancias en sí mismas,
sino fenómenos elaborados simbólicamente mediante un
proceso de abstracción que generalmente se ignora los modos
y los medios como han sido producidos.
Marx sigue aquí a Kant y a Hegel, pero superándolos porque
reconoce la crítica de la razón, en tanto que sólo es posible el
conocimiento en los límites del para sí, al tiempo que
reconoce el proceso histórico como posibilidad fáctica de la
realización del hombre. Sin embargo, desde la perspectiva
materialista, esa posibilidad del conocer está dada por las
relaciones sociales en torno a la producción de la vida, es
decir, del trabajo. De ahí que la dialéctica sea únicamente en
relación con los modos de producción y no en ninguna
instancia ontológica, ni espiritual ni material.
El concepto es, por ende, una producción simbólica de lo real
y no, como suele asumirse ingenuamente, una representación
de lo real. Esta última posición cree que la conciencia se
dirige hacia la realidad en sí misma, ignorando la historia
subyacente en la producción social de lo que aparece ante
ella. Para Marx, lo que sea absolutamente extraño a la
humanidad es insignificante como posibilidad real, pues sólo
es real lo que ya esté dentro de las formas de producción
humana, y más allá de eso no pudiera hablarse de cosas en el
mundo, a no ser por el desarrollo de la industria y el
comercio. La conciencia, y con ella los conceptos, son
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