Page 236 - El Hobbit
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—Muchísimas gracias, no lo pongo en duda —dijo Bilbo con una reverencia
      —. Pero no puedo abandonar a mis amigos de este modo, me parece, después de
      lo  que  hemos  pasado  juntos.  ¡Y  además  prometí  despertar  al  viejo  Bombur  a
      medianoche! ¡Realmente tengo que marcharme, y rápido!
        Nada de lo que dijeran iba a detenerlo, de modo que se le proporcionó una
      escolta,  y  cuando  se  pusieron  en  marcha,  el  rey  y  Bardo  lo  saludaron  con
      respeto. Cuando atravesaron el campamento, un anciano envuelto en una capa
      oscura se levantó de la puerta de la tienda donde estaba sentado y se les acercó.
        —¡Bien  hecho,  señor  Bolsón!  —dijo,  dando  a  Bilbo  una  palmada  en  la
      espalda—. ¡Hay siempre en ti más de lo que uno espera! —era Gandalf.
        Por primera vez en muchos días Bilbo estaba de verdad encantado. Mas no
      había tiempo para todas las preguntas que deseaba hacer enseguida.
        —¡Todo  a  su  hora!  —dijo  Gandalf—.  Las  cosas  están  llegando  a  feliz
      término,  a  menos  que  me  equivoque.  Quedan  todavía  momentos  difíciles  por
      delante, ¡pero no te desanimes! Tú puedes salir airoso. Pronto habrá nuevas que
      ni siquiera los cuervos han oído. ¡Buenas noches!
        Asombrado  pero  contento,  Bilbo  se  dio  prisa.  Lo  llevaron  hasta  un  vado
      seguro y  lo  dejaron  seco  en la  orilla  opuesta;  luego se  despidió  de  los  elfos  y
      subió con cuidado de regreso hacia el parapeto. Empezó a sentir un tremendo
      cansancio, pero era bastante antes de medianoche cuando trepó otra vez por la
      cuerda; aún estaba donde la había dejado. La desató y la ocultó, y luego se sentó
      en el parapeto preguntándose ansiosamente qué ocurriría ahora.
        A  medianoche  despertó  a  Bombur;  y  después  se  encogió  en  un  rincón,  sin
      escuchar  las  gracias  del  viejo  enano  (que  apenas  merecía,  pensó).  Pronto  se
      quedó  dormido,  olvidando  toda  preocupación  hasta  la  mañana.  En  realidad  se
      pasó la noche soñando con huevos y panceta.
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