Page 76 - El Hobbit
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—¿Dónde está? ¿Dónde está? —sollozaba—. Sse ha perdido, preciosso mío,
¡perdido, perdido! ¡Maldíganos y aplástenos, mi preciosso, se ha perdido!
—¿Qué pasa? —preguntó Bilbo—. ¿Qué has perdido?
—No tiene que preguntarnos, no es asunto ssuyo, ¡no, gollum! —chilló
Gollum—, perdido, perdido, gollum, gollum, gollum.
—Bueno, yo también me he perdido y quiero saber dónde estoy. Gané la
pugna y tú hiciste una promesa. Así que ¡adelante! ¡Ven y condúceme fuera, y
luego, sigue buscando! —aunque Gollum parecía inconsolable, Bilbo no lo
compadecía demasiado, tenía la impresión de que una cosa que Gollum quería
tanto no podía ser nada bueno. —¡Vamos! —gritó.
—¡No, aún no, preciosso! —respondió Gollum—. Tenemos que buscarlo pues
se ha perdido, ¡gollum!
—Pero no acertaste mi última pregunta e hiciste una promesa —dijo Bilbo.
—¡Nunca lo imaginé! —dijo Gollum; de repente un agudo siseo brotó de la
oscuridad—. ¿Qué tiene en los bolsilloss? Que nos lo diga. Primero tiene que
decirlo.
Hasta donde Bilbo sabía, no había ninguna razón particular para no decírselo.
Más rápida que la suya, la mente de Gollum había cazado en el aire un
presentimiento; pues durante siglos había estado preocupada por esa sola cosa,
temiendo siempre que se la quitaran.
Pero la demora impacientaba a Bilbo. Al fin y al cabo, había ganado el
juego, con bastante limpieza, y corriendo un riesgo terrible.
—Las preguntas eran para acertar, no para decirlas —dijo.
—Pero no fue juego limpio —dijo Gollum—. No era un acertijo, preciosso,