Page 231 - El Señor de los Anillos
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mucho antes que yo encontrara esta tibia.
Puede darle una parte a un pobre viejo troll
pues él no necesita esta tibia».
«No entiendo por qué las gentes como tú»,
dijo Tom, «han de servirse libremente
la canilla o la tibia de mi tío,
¡Pásame entonces ese viejo hueso!.
Aunque esté muerto, aún le pertenece;
¡Pásame entonces ese viejo hueso!».
«Un poco más», dijo el troll sonriendo,
«y a ti también te comeré y roeré las tibias.
¡Un bocado de carne fresca me caerá bien!
Te clavaré los dientes ahora mismo.
Estoy cansado de roer viejos huesos y cueros.
Tengo ganas de comerte ahora mismo».
Pensando aún que se había asegurado la cena
descubrió que no tenía nada en las manos,
pues Tom por detrás se había deslizado
lanzándole un puntapié como buena lección,
«un puntapié en las asentaderas», pensó Tom,
«será el modo de darle una buena lección».
Más duros que la piedra son la carne y el hueso
de un troll que está sentado a solas en la loma;
tanto valdría patear la raíz de la montaña,
pues las asentaderas de un troll son insensibles.
El viejo troll rió oyendo que Tom gruñía.
Y supo que el pie de Tom era sensible.
Tom regresó a su casa arrastrando la pierna
y el pie le quedó estropeado mucho tiempo,
pero al Troll no le importa y está siempre allí
con el hueso que le birló al propietario.
Las asentaderas del troll son siempre las mismas,
¡y también el hueso que le birló al propietario!
—¡Bueno, hay ahí una advertencia para todos nosotros! —rió Merry—. ¡Es
una suerte que hayas usado un palo y no la mano, Trancos!
—¿Dónde aprendiste eso, Sam? —preguntó Pippin—. Nunca lo había oído
antes.
Sam murmuró algo inaudible.
—Lo sacó de la cabeza, por supuesto —dijo Frodo—. Estoy aprendiendo
mucho sobre Sam Gamyi en este viaje. Primero fue un conspirador y ahora es