Page 414 - El Señor de los Anillos
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—Hemos venido a daros nuestro último adiós —dijo— y acompañar vuestra
      partida con nuestras bendiciones.
        —Aunque  habéis  sido  nuestros  huéspedes  —dijo  Celeborn—  todavía  no
      habéis comido con nosotros, y os invitamos por lo tanto a un festín de despedida,
      aquí entre las aguas que os llevarán lejos de Lórien.
        El Cisne se adelantó lentamente hacia el embarcadero y los otros botes dieron
      media vuelta y fueron detrás. Allí, en los extremos de Egladil y sobre la hierba
      verde se celebró el festín de despedida; pero Frodo comió y bebió poco, atento
      sólo a la belleza de la Dama y a su voz. Ya no le parecía ni peligrosa ni terrible, ni
      poseedora  de  un  poder  oculto.  La  veía  ya  como  los  hombres  de  tiempos
      ulteriores vieron a los elfos presentes y sin embargo remotos, una visión animada
      de aquello que la corriente incesante del Tiempo había dejado atrás.
      Luego de haber comido y bebido, sentados en la hierba, Celeborn les habló otra
      vez del viaje y alzando la mano señaló al sur los bosques que se extendían más
      allá de la Lengua.
        —Cuando  vayáis  aguas  abajo  —dijo—,  veréis  que  los  árboles  irán
      disminuyendo hasta que al fin llegaréis a una región árida. Allí el río corre por
      valles pedregosos entre altos páramos, hasta que después de muchas leguas se
      encuentra con Escarpa, la isla alta que llamamos Tol Brandir. El agua rodea las
      costas escarpadas de la isla para precipitarse luego con mucho estrépito y humo
      por las cataratas de Rauros al cauce del Nindalf, el Cancha Aguada en vuestra
      lengua.  Es  una  vasta  región  de  pantanos  inertes  donde  las  aguas  se  dividen  en
      muchos tortuosos brazos. En este sitio el Entaguas afluye por numerosas bocas
      desde  Rohan.  Del  otro  lado  se  elevan  las  colinas  desnudas  de  Emyn  Muil.  El
      viento  sopla  allí  del  este,  pues  estas  elevaciones  llevan  por  encima  de  las
      Ciénagas Muertas y las Tierras de Nadie a Cirith Gorgor y las puertas negras de
      Mordor.
        » Boromir y aquellos que vayan con él en busca de Minas Tirith tendrán que
      dejar el Río Grande antes de Rauros y cruzar el Entaguas antes que desemboque
      en las ciénagas. Sin embargo no han de remontar demasiado esa corriente, ni
      correr  el  riesgo  de  perder  el  rumbo  en  el  Bosque  de  Fangorn.  Son  tierras
      extrañas,  ahora  poco  conocidas.  Pero  seguro  que  Boromir  y  Aragorn  no
      necesitan de esta advertencia.
        —Sí, hemos oído hablar de Fangorn en Minas Tirith —dijo Boromir—. Pero
      lo que he oído me ha parecido en gran parte cuentos de viejas, adecuados para
      niños. Todo lo que se encuentra al norte de Rohan está para nosotros tan lejos que
      es posible imaginar cualquier cosa. Fangorn es desde hace tiempo una frontera
      de Gondor, pero han pasado generaciones sin que ninguno de nosotros visitara
      esas  tierras,  probando  así  o  desaprobando  las  leyendas  que  nos  llegaron  de
      antaño.
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