Page 89 - El Señor de los Anillos
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vista al jinete, hasta que desapareció a lo lejos. No podía asegurarlo, pero le
pareció que súbitamente, antes de perderse de vista, el caballo había doblado
hacia los árboles de la derecha.
—Creo que se trata de algo muy curioso, en realidad inquietante —se dijo
Frodo, mientras iba al encuentro de sus compañeros.
Pippin y Sam habían permanecido todo este tiempo tendidos sobre la hierba y
no habían visto nada; Frodo les describió el jinete y su extraña conducta.
—No puedo decir por qué, pero sentí que me buscaba o me olfateaba, y tuve
la certeza de que yo no quería que me descubriera. Nunca en la Comarca sentí
algo parecido.
—¿Pero qué tiene que ver con nosotros uno de la Gente Grande? —preguntó
Pippin—. ¿Y qué está haciendo en esta parte del mundo?
—Hay hombres en los alrededores —dijo Frodo—. En la Cuaderna del Sur
creo que tuvieron dificultades con la Gente Grande, pero nunca había oído de
alguien como este jinete. Me pregunto de dónde viene.
—Perdón, señor —interrumpió Sam de improviso—. Yo sé de dónde viene.
De Hobbiton. A menos que haya más de uno. Y sé adónde va.
—¿Qué quieres decir? —dijo Frodo severamente, mirándolo con asombro—.
¿Por qué no lo dijiste antes?
—Acabo de acordarme, señor. Ocurrió así: cuando ayer a la tarde volví a
casa con la llave, mi padre me dijo: ¡Hola, Sam! Creí que habías partido con el
señor Frodo esta mañana. Vino un personaje extraño preguntando por el señor
Bolsón, de Bolsón Cerrado. Se acaba de ir. Lo envié a Gamoburgo. No me gustó el
aspecto que tenía. Pareció desconcertado cuando le dije que el señor Bolsón
había dejado el viejo hogar para siempre. Silbó entre dientes, sí. Me estremecí. Le
pregunté al Tío qué clase de individuo era. No lo sé, me respondió. Pero no era un
hobbit. Alto, moreno y se inclinó sobre mí; creo que era uno de la Gente Grande,
esos que viven en lugares remotos. Hablaba de modo raro.
» No pude quedarme a escuchar más, señor, pues usted me esperaba; no le
hice mucho caso. El Tío está algo ciego y debe de haber sido casi de noche
cuando el individuo subió a la colina y lo encontró tomando fresco como de
costumbre. Espero que mi padre no le haya causado daño, señor, ni yo.
—No se puede culpar al Tío —dijo Frodo—. Te diré que lo oí hablar con un
extranjero. Parecía preguntar por mí y tuve la tentación de acercarme y
preguntarle quién era. Lamento no haberlo hecho, o que no me lo hubieses
contado antes; me habría cuidado más en el camino.
—Quizá no haya relación entre este jinete y el extranjero del Tío —dijo
Pippin—. Abandonamos Hobbiton bastante en secreto y no sé cómo hubiera
podido seguirnos.
—¿Qué me dice del olfateo, señor? —preguntó Sam—. El Tío dijo que era un
tipo negro.