Page 91 - El Señor de los Anillos
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cena o de cuna; pero estos hobbits tarareaban una canción de caminantes
(aunque con algunas alusiones a la cena y a la cama, por supuesto). Bilbo Bolsón
había puesto letra a una tonada tan vieja como las colinas mismas y se la había
enseñado a Frodo mientras caminaban por los senderos del Valle del Agua y
hablaban de la Aventura.
En el hogar el fuego es rojo,
y bajo techo hay una cama;
pero los pies no están cansados todavía,
y quizás aún encontremos detrás del recodo
un árbol repentino o una roca empinada
que nadie ha visto sino nosotros.
Árbol y flor y brizna y pasto,
¡que pasen, que pasen!
Colina y agua bajo el cielo,
¡pasemos, pasemos!
Aun detrás del recodo quizá todavía esperen
un camino nuevo o una puerta secreta,
y aunque hoy pasemos de largo
y tomemos los senderos ocultos que corren
hacia la luna o hacia el sol
quizá mañana aquí volvamos.
Manzana, espino, nuez y ciruela
¡que se pierdan, se pierdan!
Arena y piedra y estanque y cañada,
¡adiós, adiós!
La casa atrás, delante el mundo,
y muchas sendas que recorrer,
hacia el filo sombrío del horizonte
y la noche estrellada.
Luego el mundo atrás y la casa delante;
volvemos a la casa y a la cama.
Niebla y crepúsculo, nubes y sombra,
se borrarán, se borrarán.
Lámpara y fuego, y pan y carne,
¡y luego a cama, y luego a cama!
La canción terminó.
—¡Y ahora a cama! ¡Ahora a cama! —cantó Pippin en voz alta.
—¡Calla! —interrumpió Frodo—. Creo oír ruido de cascos otra vez.