Page 220 - Dialectica
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Estudios sobre l´ ogica dial´ ectica

             a su paradoja sobre la clases y popularizada por Tarski para escapar de
             las dem´ as paradojas.
                Esta manera de escapar a la paradoja es equivocada. Como presen-
             taremos en lo que sigue, el fondo del problema de Epim´ enides –porque
             no debemos continuar llam´ andolo paradoja una vez que sabemos que
             no existe– no se encuentra en una mezcla de jerarqu´ ıas sino en la pre-
             tensi´ on de encontrar una soluci´ on binaria a un problema l´ ogico no
             binario. De hecho [78] ya hab´ ıa adelantado esta idea, pero en forma
             muy embrionaria.
                A efectos de precisar el an´ alisis del problema de Epimenides, acep-
             temos la siguiente versi´ on, algo m´ as precisa:

                 1)  a   la siguiente afirmaci´ on es falsa
                 2)   b  la anterior afirmaci´ on es verdadera

                La paradoja nace de suponer que el enunciado a es verdadero pues-
             to que entonces b es falso y de all´ ı resulta que a no es verdadero. Al-
             go similar ocurre si suponemos que el enunciado a es falso. Como el
             enunciado a no puede ser ni verdadero ni falso, se plantea la presunta
             paradoja de Epimenides.
                En un estudio de la dial´ ectica es natural afirmar que a posee un va-
             lor tesis, diferente de verdadero y de falso. El problema se puede enun-
             ciar: 1) a ⇒ Nb, 2) b ⇒ a, luego, por T resulta b ⇒ Nb, luego por PC
             Nb es una tesis y luego b tambi´ en lo es. Pero analizaremos con mayor
             detalle los pasos para llegar a este punto.
                Supongamos que procedemos con auxilio de la l´ ogica espont´ anea
             del cerebro, sin dejarnos atrapar en dificultades artificiales. Es claro que
             los enunciados del problema de Epimenides tambi´ en se pueden formu-
             lar como:
                 a   dice que el enunciado b es falso
                 b   dice que el enunciado a no es falso

                Hasta ahora hemos cambiado verdadero por la negaci´ on de falso,
             lo que no parece inquietar demasiado. Consideremos la funci´ on pro-
             posicional:
                              f(x) = el enunciado x es falso
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