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Las paradojas

                Con esta funci´ on, el problema de Epimenides se convierte en:

                                a = f(b)    b = Nf(a)

                El primer enunciado dice: a establece que b es falso. El segundo
             enunciado dice: b establece que a no es falso. El problema de Epimeni-
             des consiste en estudiar si estas ecuaciones poseen o no una soluci´ on.
                La soluci´ on cl´ asica consiste en negar que el problema posea signifi-
             cado. La funci´ on f(x) por un lado debe ser una funci´ on proposicional,
             pero por otro, debe ser una funci´ on l´ ogica. Este es el argumento de con-
             fusi´ on de niveles que se suele invocar para escapar a la paradoja. Pero
             seamos algo m´ as amplios de criterio y sigamos adelante. Aceptemos
             que f(x) pueda ser una funci´ on l´ ogica y que sea v´ alido opinar sobre
             la validez de una preposici´ on. En este caso la contradicci´ on continua
             de esta manera. Es muy claro que f(x) solamente puede ser una de las
             dos ´ unicas funciones l´ ogicas que existen: f(x) = x o f(x) = Nx. Es
             razonable suponer que nos debemos referir a la segunda. Si suponemos
             que la funci´ on coincide con la primera, lo cual ya evidencia un gusto
             singular por la interpretaci´ on de la afirmaci´ on “x es falso”, se llega a la
             ecuaci´ on final: a = Na.
                Con esta interpretaci´ on, el problema de Epimenides consiste en re-
             solver el sistema de ecuaciones l´ ogicas:

                                 a = Nb     b = NNa

             Vale la pena notar que no hemos supuesto que la negaci´ on es una ope-
             raci´ on involutoria. Si reemplazamos b en la primera ecuaci´ on se llega
             a a = NNNa. Esta ecuaci´ on posee soluci´ on en una multitud de l´ ogi-
             cas posibles. As´ ı por ejemplo, en la l´ ogica hegeliana, a puede tomar uno
             cualquiera de los tres valores dial´ ecticos, cualquiera sea la negaci´ on que
             se considere. Aun en l´ ogicas donde la negaci´ on sea de segundo grado
             –cosa que tambi´ en ocurre en algunas negaciones hegelianas–, la ecua-
             ci´ on resultante a = Na posee soluci´ on. As´ ı por ejemplo, en la l´ ogica
             modal definida en C3 existe soluci´ on. En la l´ ogica hegeliana, en D3,
             con la negaci´ on N = (0 1) existen tres soluciones. Aunque parezca
             sorprendente, tambi´ en existen soluciones en las l´ ogicas booleanas de
             grado mayor que 1, por ejemplo para la negaci´ on N = (0 1): es claro
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