Page 222 - Dialectica
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Estudios sobre l´ ogica dial´ ectica

             que en la dial´ ectica yin–yang, tanto yin como yang son soluciones para
             esta negaci´ on. En resumen, el ´ unico problema que existe es decidir si
             un sistema de ecuaciones l´ ogicas posee o no soluci´ on en un determina-
             do ambiente l´ ogico, no otra cosa. M´ as aun, las soluciones que hemos
             encontrado nos autorizan a traducir a un lenguaje directo el resultado
             obtenido: los cretenses solamente enuncian tesis estrictas, jam´ as verdades
             o falsedades y en este maravilloso resultado se ha convertido la preten-
             dida paradoja de Epimenides. Vale la pena observar que si se pretende
             extraer el significado de la frase “yo miento” mediante una actitud es-
             pont´ anea, se llegara a la simple conclusi´ on que la persona que realiza tal
             afirmaci´ on no es digna sino de un cr´ edito parcial. Sus afirmaciones po-
             seen un estigma de duda, por ejemplo, caracter´ ıstico de la l´ ogica modal
             o un estigma de validez temporal, caracter´ ıstico de la l´ ogica hegeliana.
                Es interesante observar que existe una manera muy sim´ etrica de
             enunciar el problema de Epimenides, mediante tres afirmaciones:

                 a   la afirmaci´ on b es falsa
                 b   la afirmaci´ on c es falsa
                 c   la afirmaci´ on a es falsa

                De aqu´ ı resulta, con un an´ alisis similar al realizado, que a debe
             coincidir con su triple negaci´ on. Por este procedimiento se podr´ ıa con-
             tinuar. Como se comprende, en los casos que se realice un n´ umero par
             de enunciados existe soluci´ on binaria y ni siquiera hay paradoja. En
             cambio, basta que el n´ umero sea impar para que el mundo l´ ogico se
             derrumbe. Esta sensibilidad a la paridad de los n´ umeros no se vincu-
             la con las jerarqu´ ıas de interpretaci´ on y los meta–enunciados sino con
             la existencia o no de soluciones de un sistema de ecuaciones l´ ogicas.
             Parece incre´ ıble que el problema de la existencia de soluciones de un
             sistema pueda ser considerado como fundamental y que se piense que
             se tambalean los cimientos de la l´ ogica con un ejemplo trivial de siste-
             ma de ecuaciones sin soluci´ on. Algo similar le ocurri´ o a la matem´ atica
             cada vez que encontr´ o un problema sin soluci´ on, pero la experiencia
             secular de los matem´ aticos, luego de examinar los problemas, se aven-
             tur´ o valientemente dentro de otros campos num´ ericos. Esta aventura
             dejo marcas profundas en la matem´ atica. Los n´ umeros “irracionales”
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