Page 231 - Dialectica
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La dial´ ectica en las ciencias

                  qu’il l’a obtenue, ce n’est plus qu’un jeu pour lui d’accumuler
                  les r´ esultats les plus surprenants, dont quelques–uns mˆ eme
                  peuvent ˆ etre exacts. 156  [74, IV, i]

                Sin embargo hay motivos para pensar que Poincar´ e dejaba de lado
             algo muy importante. Un ejemplo nos puede mostrar esto. La ecuaci´ on
             1 = 3 es claramente una de esas “ecuaciones falsas” de las cuales parece
             no salir nada. 157  ¿Qu´ e sucede si continuamos con el “error”. Aplican-
             do las reglas de la aritm´ etica de n´ umeros enteros resulta que 0 = 2, o
             que 4 = 2 = 0 y as´ ı sucesivamente. Estos “errores” se llaman aritm´ etica
             binaria o aritm´ etica de base 2 –el fundamento t´ ecnico que emplean las
             computadoras– y la matem´ atica los convierte en s´ olidas verdades con
             un agregado ´ ınfimo. Escriben simplemente 1 ≡ 3 (mod 2).
                El quodlibet se ha convertido en la aritm´ etica m´ odulo m, indis-
             pensable para estudiar muchos aspectos de la matem´ atica. Ya hemos
             empleado esta aritm´ etica para definir gen´ ericamente a los reticulados
             dial´ ecticos. Esta nueva estructura permite, inclusiva, definir cuerpos
             num´ ericos finitos de propiedades muy importantes en diferentes cam-
             pos de la matem´ atica y la ciencia.
                Desde el punto de vista de las propiedades formales es posible “de-
             mostrar” este singular principio de contradicci´ on. Un ejemplos de la
             demostraci´ on es empleando el llamado silogismo disyuntivo: si (x + y)
             156
               B. Russell llega a la conclusi´ on que una proposici´ on falsa cualquiera implica todas
             las otras proposiciones, verdaderas o falsas. [ ...] Basta haber corregido una mala tesis
             de matem´ atica para reconocer que el punto de vista de Russell es exacto. El candidato
             se toma bastante trabajo para encontrar una primera ecuaci´ on falsa. Pero, desde el mo-
             mento que la obtiene, es un juego sencillo acumular los resultados m´ as sorprendentes,
             algunos de los cuales pueden ser exactos.
             157
               Tambi´ en es el enunciado de la trinidad cristiana, puesto en un lenguaje matem´ atico
             imaginativo. Birkhoff [4, XII, 6] cita esta an´ ecdota de Russell. Russell is reputed to have
             been challenged to prove that the (false) hypothesis 2 + 2 = 5 implied that he was the
             Pope. Russell replied as follows: “You admit 2 + 2 = 5; but I can prove 2 + 2 = 4; therefore
             5 = 4. Taking away from both sides, we have 3 = 2; taken one more, 2 = 1. But you will
             admit that I and the Pope are two. Therefore, I and the Pope are one. q. e. d.” (Se dice que
             Russell fue desafiado a probar que de la (falsa) hip´ otesis 2 + 2 = 5 se deduc´ ıa que ´ el era
             el papa. Russell razon´ o as´ ı: “Usted admite que 2 + 2 = 5; pero yo puedo demostrar que
             2 + 2 = 4; entonces 4 = 5. Restando de los lados tenemos 3 = 2; restando una vez m´ as,
             2 = 1. Pero usted admitir´ a que el papa y yo somos dos. Luego, el papa y yo somos uno.
             LQQD.”)
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