Page 8 - La Gestión del Aula
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sonales y sociales. Por ello sorprende que, aunque no siempre, el mundo edu-
cativo en general (sistema educativo y escuelas, pero también todos los agentes
que contribuyen a la educación) no tenga consciencia de la oportunidad que
ofrece la escuela como institución para educar en la convivencia y la necesidad
de trabajar en red para que se fomente, se consolide, se extienda más allá de las
paredes de las aulas. El alumnado no es la futura ciudadanía, ya es ciudadanía,
y deseamos que la convivencia positiva sea uno de sus signos de identidad.
En Trabajar la convivencia en los centros educativos. Una mirada al bosque de la
Muestra gratuita
convivencia (Narcea, 2016; 3ª ed. 2018), Pedro reflexiona ampliamente sobre la
necesidad de trabajar la convivencia en los centros educativos y compartir sig-
nificados: conflicto, respuestas reactivas, enfoque proactivo… Asimismo, des-
cribe situaciones de quiebra de la convivencia y ofrece estrategias para darles
respuesta. En ese manual ya dedica espacio a las conductas disruptivas y a la
gestión del aula en el que recoge tanto planteamientos teóricos como orienta-
ciones prácticas. Sin embargo, él mismo explica en la introducción que ofrece
una visión general de los diferentes “árboles” que constituyen el “bosque de la
convivencia” y que a partir de esta se puede profundizar en cualquiera de ellos.
De su amplio trabajo de campo en el terreno de la disrupción en el aula,
de su larga trayectoria fomentando el trabajo de la convivencia positiva, y de
su voluntad de ser útil e intentar ofrecer respuestas las preocupaciones del
profesorado sobre cómo gestionar el aula en general y cómo dar respuestas a
las conductas disruptivas en particular, nace el libro que tenemos entre manos,
que da continuidad y profundidad al anterior. Añadiría aquí que somos mu-
chas las personas que hemos insistido y le hemos animado para que, después
de una mirada general al bosque de la convivencia, nos ayudara a centrarnos
en estos “especímenes” concretos.
Es compartida la preocupación por las situaciones de acoso escolar y el
ciberacoso en todos los centros educativos y en la sociedad en general y se
dedican esfuerzos desde todos los ámbitos para prevenirlos, detectarlos de
manera precoz e intervenir de manera efectiva. De hecho, el Plan Estratégico
de Convivencia Escolar presentado por el Ministerio de Educación del Gobier-
no anterior (marzo 2017), se centra en dar respuesta a la violencia y el maltrato
entre iguales (bullying y ciberbullyng) y la violencia de género. Pero en pala-
bras del autor recogidas en una entrevista para “El Diario de la Educación”, el
Plan, que tiene aspectos positivos (sin ir más lejos, el hecho de que de nuevo
se ponga en marcha), “se olvida de otros aspectos que a mí me parecen impor-
tantes. Por ejemplo, lo que más preocupa a los profesores de secundaria son
las conductas disruptivas, las dificultades que tienen para dar clase porque
determinados alumnos les interrumpen. Pero en el plan no hay ni una palabra
sobre este tipo de violencia. Otra cosa es que el Plan no habla para nada de
la violencia estructural, la que el sistema ejerce sobre los alumnos. ¿Cómo es
posible que en una educación obligatoria casi uno de cada cuatro estudiantes
no consiga los objetivos? Algo está fallando”.
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