Page 196 - Dune
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Posiblemente Idaho. O alguno de los primeros lugartenientes.
—Posibilidades —murmuró el Barón. Miró a la vacilante figura drogada del
Duque.
—La situación está en nuestras manos, mi Señor —dijo Piter.
—¡No, no lo está! ¿Dónde se encuentra ese estúpido planetólogo? ¿Dónde está
ese hombre Kynes?
—Hemos recibido información acerca de dónde encontrarlo y lo hemos enviado a
buscar, mi señor.
—No me gusta la forma en que ese siervo del Emperador nos está ayudando —
gruñó el Barón.
Las palabras atravesaban a duras penas la capa de algodón, pero algunas de ellas
ardían en la mente de Leto. La mujer y el chico… ningún rastro. Paul y Jessica habían
escapado. Y el destino de Hawat, Halleck e Idaho era una incógnita. Aún había
esperanza.
—¿Dónde está el anillo ducal? —preguntó el Barón—. No hay nada en su dedo.
—El Sardaukar dice que no lo llevaba cuando fue capturado, mi Señor —dijo el
capitán de los guardias.
—Has matado al doctor demasiado pronto —dijo el Barón—. Ha sido un error.
Tenías que haberme advertido, Piter. Te has movido demasiado precipitadamente para
el bien de nuestra empresa. —Frunció el ceño—. ¡Posibilidades!
El pensamiento se iba abriendo camino en la mente de Leto: ¡Paul y Jessica han
escapado! Y había también algo más en su memoria… un pacto. Casi podía
recordarlo.
¡El diente!
Ahora recordó parte de él: una cápsula de gas letal dentro de un falso diente.
Alguien le había dicho que recordara el diente. El diente estaba en su boca. Podía
sentir su forma con la lengua. Todo lo que debía hacer era morder con fuerza.
¡Todavía no!
Alguien le había dicho que esperara hasta estar cerca del Barón. ¿Quién había
sido? No conseguía recordarlo.
—¿Cuánto tiempo seguirá drogado así? —preguntó el Barón.
—Quizá otra hora, mi Señor.
—Quizá —gruñó el Barón. Se volvió de nuevo hacia la noche al otro lado de la
lucerna—. Tengo hambre.
Esa forma gris y confusa de allá es el Barón, pensó Leto. La forma parecía
danzar arriba y abajo, siguiendo los movimientos de toda la estancia. Y la estancia se
expandía y se comprimía. Primero era brillante y luego oscura. Finalmente se
sumergió en las tinieblas.
El tiempo se convirtió en una sucesión de niveles para el Duque. Iba
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