Page 260 - Dune
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—Ah, sí, Kynes.
               —Es el hombre del Emperador, mi Señor. Puede ir y venir a su antojo. Y está
           muy ligado a los Fremen… se ha casado con una de ellos.

               —Kynes estará muerto mañana por la noche.
               —Es peligroso, tío, matar a un servidor Imperial.
               —¿Cómo crees que he llegado tan lejos y tan rápidamente? —preguntó el Barón.

           Su voz era baja, cargada de innombrables implicaciones—. Además, no temas que
           Kynes pueda abandonar alguna vez Arrakis. Pareces olvidar que está intoxicado por
           la especia.

               —¡Por supuesto!
               —Los que saben lo que es esto se guardarán muy bien de poner en peligro su
           aprovisionamiento —dijo el Barón—. Kynes lo sabe muy bien.

               —Lo había olvidado —dijo Rabban.
               Se miraron mutuamente en silencio.

               —Incidentalmente —dijo el Barón al cabo de un momento—, una de tus primeras
           tareas será procurarme un buen aprovisionamiento. Dispongo de un nada despreciable
           stock en mis almacenes, pero aquella suicida incursión de los hombres del Duque
           destruyó la mayor parte de la especia almacenada para la venta.

               —Sí, mi Señor —asintió Rabban.
               —Entonces  —sonrió  el  Barón—,  mañana  por  la  mañana  reunirás  todo  lo  que

           quede  de  la  organización  de  este  lugar  y  les  dirás:  «Nuestro  Sublime  Emperador
           Padishah me ha encargado que tome posesión de este planeta y termine toda disputa».
               —Comprendido, mi Señor.
               —Esta vez estoy seguro de ello. Mañana discutiremos los detalles de todo. Ahora,

           déjame terminar de dormir.
               El Barón desactivó el campo de la puerta y siguió a su sobrino con la mirada

           mientras salía.
               Un  cerebro  blindado,  pensó  el  Barón.  Una  mente  musculosa  y  un  cerebro
           blindado.  Serán  una  pulpa  sanguinolenta  cuando  él  haya  terminado  con  ellos.
           Entonces,  cuando  envíe  a  Feyd-Rautha  a  descargar  este  peso  de  sus  hombros,  le

           acogerán como a su salvador. Amadísimo Feyd-Rautha. Feyd-Rautha el Benigno, el
           compasivo  que  vendrá  a  salvarles  de  la  bestia.  Feyd-Rautha,  el  hombre  al  que

           seguirán  y  por  el  que  morirán  si  es  preciso.  El  muchacho  que,  cuando  llegue  el
           momento, sabrá cómo oprimir con impunidad. Estoy seguro de que es a él a quien
           necesito. Aprenderá. Y tiene un cuerpo tan adorable… Realmente, es un muchacho

           adorable.











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