Page 297 - Dune
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adquirirán tan sólo una comprensión casi mística de nuestro proyecto. Muchos, sin
pensar en la prohibitiva relación de masas en juego, pensarán que vamos a traer el
agua de otro planeta rico en ella. Déjalos que crean en lo que quieran, mientras crean
en nosotros.
Dentro de un minuto voy a levantarme para decirle lo que pienso de él, se dijo
Kynes. Dándome lecciones, cuando lo que debería hacer es ayudarme.
El pájaro dio otro salto hacia la mano de Kynes. Dos halcones más se posaron
sobre la arena, cerca de él.
—Religión y ley deben ser una única cosa para las masas —dijo su padre—. Un
acto de desobediencia debe constituir un pecado sancionado por castigos religiosos.
Esto tendrá el doble beneficio de obtener una mayor obediencia y una mayor valentía.
No debemos depender del valor individual, piénsalo bien, sino de la valentía de todo
un pueblo.
¿Dónde está mi pueblo, ahora que tengo necesidad de él?, pensó Kynes. Apeló a
sus últimas fuerzas, y movió su mano el espacio de la longitud de un dedo hacia el
halcón más cercano. Este saltó hacia atrás, reuniéndose con sus compañeros, y los
tres le miraron, preparados para alzar el vuelo si era necesario.
—Nuestra tabla de tiempos tendrá los valores de un fenómeno natural —dijo su
padre—. La vida de un planeta es como un enorme tejido de apretados hilos. Al
principio surgirán mutaciones animales y vegetales determinadas por las fuerzas
primordiales de la naturaleza que vamos a manipular. Pero a medida que se vayan
estabilizando, todos nuestros cambios ejercerán también sus propias influencias…
con las cuales deberemos contar. No olvides nunca, de todos modos, que basta con
controlar tan sólo el tres por ciento de la energía existente en la superficie… sólo el
tres por ciento, para transformar toda la estructura de un sistema autosuficiente.
¿Por qué no me ayudas?, se preguntó Kynes. Siempre es lo mismo: cuando más
te necesito, me fallas. Intentó volver la cabeza para mirar en la dirección donde
sonaba la voz de su padre, observar fijamente al viejo. Sus músculos se negaron a
responder a su demanda.
Kynes vio que el halcón se movía. Se acercó a su mano, un paso tras otro,
prudentemente, mientras sus compañeros esperaban con una fingida indiferencia. El
halcón se detuvo a sólo un paso de su mano.
Una profunda claridad inundó la mente de Kynes. De pronto fue consciente de
una posibilidad para Arrakis que su padre no había visto. Las implicaciones de esta
posibilidad fueron como una sacudida.
—No podría haber mayor desastre para tu pueblo que el caer en manos de un
Héroe —dijo su padre.
¡Está leyendo en mi mente!, pensó Kynes. Bien… que lea.
Los mensajes han partido ya hacia mis poblados sietch, pensó. Nada puede
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