Page 301 - e-book
P. 301
AUTOR Libro
que empezar, aunque no por eso dejara de ser de vital interés. Ya me había traído a
casa de una pieza y podría decidir marcharse en cualquier momento. Debía
conseguir que no dejara de hablar. Además, este paréntesis, que era como estar en el
cielo, no estaría totalmente completo sin el sonido de su voz—, ¿en qué has andado
hasta hace tres días?
Su rostro se tornó cauteloso al momento.
—En nada que me entusiasmara excesivamente.
—Claro que no —mascullé.
—¿Por qué pones esa cara?
—Bueno... —fruncí los labios, pensativa—, si, después de todo, sólo fueras un
sueño, ésa sería exactamente la clase de respuesta que darías. Mi imaginación no da
para mucho, está muy claro.
Suspiró.
—Si te lo cuento, ¿te creerás al fin que no estás viviendo una pesadilla?
—¡Una pesadilla! —repetí con resentimiento. Él esperaba mi respuesta—. Quizá
—dije después de pensarlo un momento—, si me lo cuentas.
—Estuve... cazando.
—¿Eso es todo lo que eres capaz de hacer? —le critiqué—. Eso no prueba de
ninguna manera que esté despierta.
Vaciló y después habló lentamente, eligiendo las palabras con cuidado.
—No estuve de caza para alimentarme. En realidad, ponía a prueba mi
habilidad... en el rastreo. Y no soy nada bueno.
—¿Y qué fue lo que estuviste rastreando? —le pregunté, intrigada.
—Nada de importancia —sus ojos no parecían estar en consonancia con su
expresión; parecía enfadado e incómodo.
—No te entiendo.
Dudó; su rostro se debatía, brillando bajo la extraña luz verde del reloj.
—Yo... —inspiró hondo—. Te debo una disculpa. No, sin duda, te debo mucho
más, muchísimo más que eso, pero has de saber que yo no tenía ni idea... —sus
palabras empezaron a fluir con mucha rapidez, del modo que yo recordaba que
hablaba cuando se ponía nervioso, y tuve que concentrarme para captarlas todas—.
No me di cuenta del desastre que dejaba a mis espaldas. Pensé que te dejaba a salvo.
Totalmente a salvo. No tenía ni idea de que volvería Victoria... —sus labios se
contrajeron al pronunciar ese nombre—. Debo admitir que presté más atención a los
pensamientos de James que a los de ella cuando la vi aquella vez y, por consiguiente,
fui incapaz de prever esa clase de reacción por su parte y de descubrir que ella tenía
un lazo tan fuerte con él. Creo que me he dado cuenta ahora de que Victoria confiaba
tanto en él que jamás pensó que pudiera sucumbir, ni se le pasó por la imaginación.
Quizá fue ese exceso de confianza el que nubló sus sentimientos por él y lo que me
impidió darme cuenta de la profundidad del lazo que los unía.
»Pero, de cualquier modo, no tengo excusa alguna por haber permitido que te
enfrentaras sola a todo eso. Cuando oí lo que le contaste a Alice, e incluso lo que ella
vio por sí misma, cuando me di cuenta de que habías tenido que poner tu vida en
- 301 -

