Page 326 - e-book
P. 326

AUTOR                                                                                               Libro
                     —No, por supuesto que no. Sólo me estaba divirtiendo con Jake practicando
               salto de acantilado. Los chicos de La Push lo hacen continuamente. Lo que te dije, no
               fue nada.
                     El rostro de Charlie volvió a caldearse y pasó del helado pasmo a la calurosa
               furia.
                     —De todos modos, ¿qué importa Edward Cullen? —bramó—. Te ha dejado
               aquí tirada todo este tiempo sin decirte ni una palabra.
                     —Otro malentendido —le atajé.
                     Su rostro volvió a ponerse cárdeno.
                     —Pero, entonces, ¿va a volver?
                     —No estoy segura de lo que planean, pero creo que regresan todos.
                     Sacudió la cabeza mientras le palpitaba la vena de la frente.
                     —Quiero que te mantengas lejos de él, Bella. No confío en él. No te conviene.
               No quiero que vuelva a arruinarte la vida de ese modo.
                     —Perfecto —repuse de manera cortante.
                     Charlie se removió inquieto y retrocedió. Después de unos segundos, espiró de
               forma ostensible a causa de la sorpresa.
                     —Pensé que te ibas a poner difícil.
                     —Y así es —le miré a los ojos-—. Lo que pretendía decir es: «Perfecto. Me iré de
               casa».
                     Los ojos se le saltaron de las órbitas y se puso morado. Mi resolución flaqueó a
               medida que empezaba a preocuparme por su salud. No era más joven que Harry...
                     —Papá, no deseo irme de casa —le dije en tono más suave—. Te quiero y sé que

               estás preocupado, pero en esto vas a tener que confiar en mí. Y tomarte las cosas con
               más calma en lo que  respecta a Edward, si quieres que me quede. ¿Quieres o no
               quieres que viva aquí?
                     —Eso no es justo, Bella. Sabes que quiero que te quedes.
                     —Entonces, pórtate bien con Edward, ya que él va a estar donde yo esté —dije
               con firmeza. La convicción que me proporcionaba mi epifanía seguía siendo fuerte.
                     —No bajo este techo —bramó.
                     Suspiré con fuerza.
                     —Mira, no voy a darte ningún ultimátum más esta noche, bueno, más bien esta
               mañana. Piénsatelo durante un par de días, ¿vale? Pero ten siempre presente que
               Edward y yo vamos en el mismo paquete, es un acuerdo global.
                     —Bella...
                     —Tú sólo piénsatelo —insistí—, y mientras lo haces, ¿te importaría darme un
               poquito de intimidad? De verdad, necesito una ducha.
                     El rostro de Charlie adquirió un extraño tono purpúreo. Se fue dando un
               portazo al salir y le oí bajar pisando furiosamente las escaleras.
                     Me sacudí de encima el edredón. Edward ya estaba allí, meciéndose en la silla,
               como si hubiera estado presente durante toda la conversación.
                     —Lamento esto —susurré.
                     —Como si no me mereciera algo peor... —musitó—. No la tomes con Charlie




                                                                                                   - 326 -
   321   322   323   324   325   326   327   328   329   330   331