Page 69 - En el corazón del bosque
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por alto. Tráeme una flor y así sabré que has dado toda la vuelta.
—¿Una de éstas, majestad? —pregunté tendiendo la mano para ofrecerle un
perfecto ramito púrpura de lavanda.
—¡Asombroso!
—¿Qué puedo decir? —repuse sonriéndole—. Soy bastante rápido.
Un par de años después, acudí casualmente a Róterdam para las carreras del
centenario que se celebraban allí, y fui a visitar al príncipe. Resultó que había
sido un montaje estupendo. Había aprendido mucho en manos de su tutor, pero lo
había hecho bajo el techo de cristal del castillo, contemplando todo el tiempo el
cielo. Francamente, todo el mundo estaba contento. Hasta mi padre lo estaba,
cuando llegué a casa.
—Llegas un día tarde —me dijo con una sonrisa. Parecía aliviado.
—Pero sólo un día.
—Has vuelto —añadió, abrazándome—, eso es lo único que importa. Has
mantenido tu promesa.