Page 71 - En el corazón del bosque
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padres estarán sintiendo precisamente eso. Ya habrán advertido que te has
escapado, me figuro.
—Sí —respondió Noah, consultando el reloj—. Me imagino que sí.
—¿Y tienen muchos amigos para que les hagan compañía?
—Unos cuantos. Aunque no tienen amigos animales. Al otro lado del bosque
no hacemos esa clase de cosas. Allí se suele charlar siempre entre humanos.
—Sí, me acuerdo. Ésa fue una de las razones de que me alegrara tanto
cuando nos mudamos aquí. Había más variedad. Pero, aun así, si tienen unos
cuantos amigos, como dices, imagino que con el tiempo se olvidarán de ti.
Noah alzó la vista, sorprendido, pues aquellas palabras fueron como un
mazazo en la cara.
—No creo que me olviden —respondió, envarándose—. No creo que puedan
olvidarse nunca de mí.
—¿Ni siquiera si nunca regresas a casa?
—Seguiría siendo su hijo. Nada puede cambiar eso.
—¿Y si tienen otro hijo? —preguntó el anciano.
—Lo dudo —contestó Noah negando con la cabeza—. No, eso no va a pasar.
—Bueno… No los conozco, por supuesto. No sé nada de ellos excepto lo que
me has contado. Pero eres tú quien se ha escapado de casa, no yo, de forma que
no puedo sino asumir que tienes un buen motivo para ello.
—Cuando mi madre canceló las vacaciones de Pascua, pensé que era
extraño —comentó el niño con la vista fija en la mesa—. Y cuando convirtió la
piscina en una playa… bueno, eso fue muy raro. Pero en aquel entonces no
pensé mucho en ello. Creí que sólo se estaba divirtiendo. Pero después de la
feria…
—¿Tu madre te llevó a una feria?
—Sí.
—Pues parece divertido.
Noah asintió con la cabeza.
—Lo fue —contestó, y resopló con fuerza por la nariz, pues recordar aquella
tarde todavía lo alteraba bastante—. El día en sí fue estupendo. Fue la forma de
acabar la que lo estropeó.