Page 75 - En el corazón del bosque
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—Sí, soy yo —contestó con un leve gesto de la cabeza.
—Oh, qué bien —repuso ella esbozando una sonrisa de alivio—. Me ha
parecido que podías ser tú. ¿Quieres venir conmigo?
—No puedo. Estoy esperando a mi madre.
—Ya lo sé. Ha tenido una leve indisposición, nada preocupante. Está
esperándote en la enfermería. Me ha pedido que viniera a buscarte.
Noah permaneció en silencio unos instantes, seguro de que el mundo entero
conspiraba en un secreto del que él no formaba parte, pero accedió a ir con ella.
La payasa de la feria trató de agarrarle la mano al pasar, pero él le dejó claro
que no estaba para tonterías y hundió las manos en los bolsillos. De vez en
cuando, se volvía para comprobar que su madre no había reaparecido en el
banco, pero cuando entró en la tienda que funcionaba de enfermería un minuto
después, la encontró tendida en una camilla con un médico a su lado.
—Noah —dijo ella intentando incorporarse y sonreír, pero sin lograr ninguna
de las dos cosas.
Tenía el semblante muy pálido, casi gris, y en la enfermería había un olor
repulsivo. Le recordó a aquella vez que Charlie Charlton se había quedado a
dormir y tomó demasiado chocolate y refrescos con gas y vomitó en el suelo
durante la noche.
—Perdona todo esto —añadió su madre con voz débil—, pero de verdad que
no hay de qué preocuparse. Sólo he tenido una pequeña indisposición, nada más.
Debe de haber sido por el algodón de azúcar.
—Pero si no has comido algodón de azúcar —repuso Noah mirándola
fijamente y manteniendo cierta distancia entre ambos.
Esa tarde no tomaron el tren de vuelta, y fue una lástima porque a Noah le
gustaban los trenes. Se quedaron en la enfermería tres horas más, hasta que el
padre de Noah llegó con el coche y los llevó a casa.
Estuvieron muy callados durante el trayecto, sobre todo Noah.