Page 92 - 12 Kepler
P. 92

EL TELESCOPIO

                    Kepler recordó a Galileo que el telescopio tenía precedentes, in-
                    cluyendo un estudio de J. Bautista Porta con título Magia natural
                     (1558), en el que se habla de él, aunque ni él mismo valoraba muy
                    bien tal trabajo. Argüía Kepler que él mismo, tras conocer el estu-
                    dio  de Porta en el que se hablaba del telescopio, en su Optica
                    había tratado teóricamente las lentes convergentes y divergentes
                    y su combinación. Pero no era exacto: la combinación de lentes,
                    imprescindible en un telescopio, no había sido considerada en su
                    Optica,  úrucamente el efecto de una lente convergente y una di-
                    vergente se habían dibujado en la misma página.
                        Él mismo había tenido la tentación de construir un telesco-
                    pio en el que,  como el de Galileo, los aumentos podrían haber
                    sido de 32 veces, lo que equivalía a ver los objetos 32 veces más
                    cerca, y lo que equivalía a un aumento en las superficies observa-
                    das de aproximadamente 1000. ¿Por qué no lo había construido?
                    Porque él había pensado que el aire era «espeso» y emborronaba
                    las imágenes. Si el medio entre la Tierra y la Luna era igualmente
                    espeso la imagen perdería nitidez. Es decir, la Luna aparecería
                    32 veces más grande pero los detalles no se podrían apreciar, con
                    lo cual, no se adelantaba nada. Ahora, Galileo había demostrado
                    que ese no era el caso. La imagen de la Luna era nítida. La conclu-
                    sión entonces era que el medio entre la Luna y la Tierra estaba
                    prácticamente vacío.  Eso hoy parece una conclusión ingenua,
                    pero en 1610 no lo era en absoluto.
                        Johannes Pistorio (1546-1608) y Kepler habían mantenido ante-
                    riormente una discusión, en la cual Kepler había defendido que las
                    medidas de Tycho no se podrían mejorar nunca y que, por tanto, la
                    astronomía observacional había alcanzado su techo. El error de las
                    observaciones de Tycho era de un par de minutos para los planetas
                    y aun menor para las estrellas fijas.  De  ahí era imposible pasar.
                    Nadie había sido tan cuidadoso ni había tenido tantos medios como
                    Tycho. En cambio, Pistorio mantenía que, en el futuro, se podrían
                    mejorar si se acudía a las lentes. Así que ahora Kepler tenía que
                    reconocer que Pistorio tenía razón, como había demostrado Galileo
                    brillantemente, con menos palabras y más acción.





         92         EL ASTROFÍSICO
   87   88   89   90   91   92   93   94   95   96   97