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El telescopio no solo aumentaba los tamaños y acercaba las
distancias, sino que, además, recogía más luz, puesto que tenía más
superficie colectora, la superficie del objetivo, mucho más grande
que la pupila humana. Por eso se veían estrellas que antes, a simple
vista, no podían verse. Si se aumentase aun más el poder de amplia-
ción de un telescopio, ¿aparecerían aún más estrellas fijas? ¿Por
qué las nuevas que habían aparecido eran menos brillantes, porque
estaban más lejos o porque eran menos luminosas intrínsecamente?
La infinitud del universo estaba relacionada con el heliocen-
trismo. Si el universo era infinito no podía haber un centro; el Sol
no podía estar en el centro, sencillamente porque no había centro.
técnicas especiales para evitar el seeíng, como es la óptica adaptativa, en la
que un espejo deformable adopta una forma que compensa la deformación
de la imagen. Los telescopios en órbita, como el telescopio espacial Hubble,
no tienen esta limitación. La lente de uno de los telescopios construidos por
Galileo tenía 33 mm de diámetro, por lo que el poder de resolución era unas
16 veces mejor que el del ojo humano, de un ángulo de unos 4", con lo cual el
tamaño aparente de una estrella disminuía, al contrario que el de la Luna, que
aumentaba. Kepler lo atribuía a que el telescopio mejoraba la concentración
de rayos en la retina. En aquel tiempo hubiera sido imposible pensar otra cosa.
El Gran Telescopio de Canarias, el mayor telescopio óptico del mundo, situado en el Observatorio
del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma.
EL ASTROFÍSICO 97