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presencial por asignatura cuatrimestral. Por tanto, no es ningún problema
sino una solución que esta cantidad aumente hasta acercase a la cantidad
legalmente establecida de 90-100 horas/asignatura de seis créditos ECTS.
La llave maestra de todo esto es que esas tareas adicionales de interacción
con la información y de preparación para la participación en clase tengan
un bajo nivel de dificultad y, por tanto, estén al alcance de todos nuestros
alumnos con disposición a esforzarse para aprender, no sólo al alcance de
la privilegiada minoría de los más avanzados y mejor dotados
intelectualmente.
En el modelo flipped classroom sólo pedimos a nuestros alumnos que
interaccionen con los materiales que serán tratados en el aula e intenten
entenderlos y asimilarlos para que a continuación nos informen de sus
progresos y dificultades. Realizar estas sencillas tareas de manera regular
supone para muchos de nuestros alumnos cambiar sus hábitos de estudio, y
por ello, debe ser incentivado, comprobado y bonificado por los
profesores.
Queda el problema de si los profesores universitarios deberían trabajar
un poco más para lograr que sus alumnos aprendiesen más y mejor, pero
vamos a dejarlo “en suspenso” para tratarlo de un modo más extenso en
otro capítulo. En cualquier caso, un modelo de flipped learning optimizado
debería lograr que los alumnos aprendiesen más y mejor porque también
estudian más y mejor, de manera más continua, y por ello, vienen mejor
preparados a clase para obtener mejores aprendizajes de ella. Este objetivo
debe lograrse sin que exija un trabajo extra excesivo por parte de sus
profesores.
Nuestras experiencias de los últimos cinco años en las asignaturas de
Inmunología de la Universidad de Alcalá demuestran que es perfectamente
factible impartir asignaturas universitarias, según un modelo de flipped
learning, y que los resultados de aprendizaje mejoran con aumentos de una
desviación estándar en la calificación media obtenida en las pruebas de
evaluación de aprendizaje (Prieto, 2014).
Vamos a considerar las consecuencias de estas elecciones sobre el
desarrollo de los alumnos en un contexto como el actual. En un escenario
académico como el dibujado en nuestras universidades, cada día que pasa,
el temario de contenidos de una asignatura universitaria es más irrelevante
con respecto a un futuro laboral líquido e impredecible. Sin embargo, el
ejercicio y desarrollo de competencias genéricas, transversales y del siglo
XXI serán, a todas luces, necesarias en un futuro inmediato, e
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