Page 244 - El Misterio de Salem's Lot
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favor.
               Green estudió el rostro de Jimmy.
               —Un gran favor —repitió—. ¿Y por qué? Como si alguna vez hubieras hecho

           algo  por  mí,  para  que  mi  hijo  esté  estudiando  ahora  con  las  mejores  notas  en  la
           Universidad del Noroeste. Lo que quieras, Jimmy.
               Jimmy se ruborizó.

               —Hice lo que habría hecho cualquiera, Maury.
               —No vamos a discutirlo ahora —repuso el otro—. Habla. ¿Qué os preocupa a ti y
           al señor Mears? ¿Algún accidente?

               —No, nada de eso.
               Maury  los  había  llevado  a  una  diminuta  cocina  situada  detrás  de  la  capilla,  y
           mientras hablaban empezó a preparar café en una vieja cafetera que puso sobre el

           hornillo.
               —¿No ha venido aún Norbert por la señora Glick? —preguntó Jimmy.

               —No, no ha aparecido —respondió Maury mientras ponía sobre la mesa el azúcar
           y las tazas—. Seguro que se presenta a las once de la noche, asombrado de que yo no
           esté para hacerlo pasar. —Suspiró—. Pobre señora, qué tragedia en una sola familia.
           Y parece encantadora, Jimmy. El que la trajo fue ese idiota de Reardon. ¿Era paciente

           tuya?
               —No, pero a Ben y a mí... nos gustaría quedarnos esta tarde con ella, Maury —

           explicó Jimmy—. Aquí abajo.
               Green, que tendía la mano hacia la cafetera, se detuvo.
               —¿Quedaros con ella? ¿Quieres decir examinarla?
               —No —dijo Jimmy—. Quiero decir quedarnos con ella.

               —¿Estáis bromeando? —Los miró con más atención—. No, ya veo que no. Pero
           ¿por qué queréis hacer eso?

               —No puedo decírtelo, Maury.
               —Ah. —Maury sirvió el café, se sentó con ellos y lo probó—. ¿Es que tuvo algo?
           ¿Algo infeccioso?
               Jimmy y Ben se miraron.

               —En el sentido habitual del término, no —dijo Jimmy.
               —Quieres que guarde silencio respecto de esto, ¿verdad?

               —Sí.
               —¿Y si viene Norbert?
               —Yo  me  ocuparé  de  Norbert  —le  aseguró  Jimmy—.  Le  diré  que  Reardon  me

           pidió queinvestigara si pudo haber padecido una encefalitis infecciosa. Él jamás lo
           verificará.
               Green asintió.

               —Norbert no es capaz siquiera de verificar su reloj, a menos que alguien se lo




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