Page 65 - El Misterio de Salem's Lot
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Finalmente, pasó el mes de agosto, y a medida que el verano se deslizaba hacia el
otoño para caer después en el invierno, Larry empezó a experimentar un alivio
indefinible. Para la primavera casi había conseguido olvidar el trato que había cerrado
para conseguir los papeles que ahora ocupaban su caja de seguridad en Portland.
Entonces empezaron a suceder cosas.
Ese escritor, Mears, había venido una semana y media atrás a preguntar si la casa
de los Marsten estaba disponible para alquilar, y había mirado a Larry de una manera
muy especial cuando éste le dijo que estaba vendida.
Ayer había encontrado en el buzón un largo tubo, junto con una carta de Straker.
Una nota, en realidad, muy breve: «Tenga la bondad de hacer colocar el cartel que le
adjuntamos en la vidriera de la tienda. R. T. Straker.» El cartel era bastante común, y
de colores menos chillones que otros. Decía únicamente: «Abrimos dentro de una
semana. Barlow y Straker. Muebles de categoría. Antigüedades selectas. Bienvenidos
los curiosos.» Larry había llamado a Royal Snow para que lo colocaran.
Y ahora había un coche, allá en casa de los Marsten. Todavía estaba mirándolo
cuando alguien dijo junto a él:
—¿Te estás durmiendo, Larry?
Sobresaltado, miró a Parkins Gillespie, que estaba de pie en la esquina, próximo a
él, encendiendo un Pall Mall.
—No —contestó con una risa nerviosa—. Pensaba, nada más.
Parkins levantó la vista hacia la casa de los Marsten, donde el sol destellaba sobre
el cromo y el metal en la entrada para coches, y después miró la vieja lavandería, con
su nuevo cartel en la vidriera.
—Y no eres el único, me imagino. Siempre viene bien que haya gente nueva en la
ciudad. Tú los conoces, ¿no?
—Conocí a uno de ellos, el año pasado.
—¿A Barlow o a Straker?
—A Straker.
—Parece bastante simpático, ¿no?
—Es difícil de decir —contestó Larry, con la sensación de que necesitaba
humedecerse los labios, pero no lo hizo—. No hablamos más que de negocios. Me
pareció bien.
—Bueno. Vamos. Te acompañaré andando hasta el Excellent.
Mientras cruzaban la calle, Lawrence Crockett iba pensando en pactos con el
diablo.
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