Page 39 - Las ciudades de los muertos
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—Diez mil… —procuré que mi voz sonara especulativa—. Más gastos de viaje,
           más lo usual… ¡Ah!, y un veinte por ciento del precio de cualquier antigüedad sobre
           la que me pida consejo… —lo observaba con el rabillo del ojo mientras simulaba

           estar perdido en mis cálculos. ¿Hasta dónde me dejaría llegar?
               Al parecer, no muy lejos.
               —Por supuesto, la comisión sobre las consultas debería formar parte del total de

           los honorarios. Quiero decir que diez mil… Es evidente que pienso pagarle los gastos
           de  viaje,  pero,  verá  usted,  diez  mil  dólares…  —se  detuvo,  finalmente,  con  una
           sonrisa  en  los  labios.  Parecía  tener  segundas  intenciones  acerca  de  la  empresa—.

           Diez mil…
               —Bueno… —no podía dejar que se me escapara, pero tampoco quería que mi
           voz sonara demasiado ansiosa—. Mientras nos entendamos, deberá usted pagarme los

           gastos de viaje.
               Volvió a sonreír.

               —Sí, por supuesto —nos estrechamos la mano, para cerrar el acuerdo.
               —¿Desearía empezar inmediatamente? Podemos iniciar una visita a las tumbas
           esta misma tarde.
               El  americano  observó  de  nuevo  a  su  alrededor.  Las  paredes  de  roca  desnuda

           parecían fascinarlo. Se echó a reír.
               —Ya he visitado la mitad de ellas.

               —¿Las buenas? ¿Las verdaderamente hermosas?
               Larrimer negó con la cabeza.
               —No,  la  mayoría  eran  como  ésta.  Pensaba  encontrarme  con  unas  maravillosas
           pinturas, llenas de color, piedras raras con hermosos relieves…

               —Esta  tumba  nunca  fue  acabada  ni  utilizada.  Hay  bastantes  de  este  tipo  en  el
           Valle. Deje que le enseñe las mejores.

               —No, hoy no. Estoy ansioso por empezar, pero no llevo mi equipo.
               Lo observé incrédulo.
               —¿Equipo?
               Se echó a reír.

               —Sí, cámaras…, objetivos, filtros fotográficos de varios tipos, flashes, luces…
           Mi intención es hacer un reportaje fotográfico de todo Egipto.

               —¿De todo? Es un proyecto muy ambicioso.
               —Sí —parecía satisfecho de sí mismo.
               —No  estoy  seguro  de  que  pueda  acabarlo  en  una  temporada.  Podría  costarle

           fácilmente tres.
               Por un instante, Larrimer pareció defraudado, pero se recuperó enseguida.
               —Bueno, pues estaremos tres temporadas, o las que hagan falta.

               Sentí la curiosidad de saber si antes de venir se habría molestado en leer algo




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