Page 47 - Las ciudades de los muertos
P. 47

—¿Cómo es que no estás durmiendo?
               —Levántate, Howard. Estoy ansioso por empezar.
               —Voy sin vestir.

               —No importa, levántate.
               Me senté en la cama, me apoyé en la pared y suspiré.
               —De acuerdo —gruñí—. Perdona, ¿estaremos trabajando todo el día en el Valle?

               —Al menos durante unas horas. Me gustaría hacerme una idea general del lugar;
           dónde están las tumbas más interesantes, lo que todavía ignoro…
               —Bien —volví a gruñir.

               —Y también me gustaría desenvolver la momia hoy.
               —Perfecto. ¿Qué parte del equipo piensas llevarte al Valle?
               —Para empezar, sólo un cuaderno de notas.

               Lo envié al transbordador para que reservara dos pasajes y para que alquilara un
           par de burros en la orilla opuesta. Cuando volvió, ya estaba lavado y arreglado.

               Se había alzado una ligera brisa del norte y el Nilo estaba agitado. Cruzar hasta la
           orilla oeste, que normalmente lleva unos diez minutos, nos costó casi veinte. El piloto
           del  transbordador  tenía  serios  problemas  para  mantener  el  rumbo.  Henry  parecía
           disfrutar con todo lo que ocurría a su alrededor.

               Montamos en nuestros burros y nos encaminamos hacia las colinas tebanas por la
           ruta  habitual.  Henry  debía  de  haber  pasado  por  el  mismo  camino  el  día  anterior,

           cuando vino a buscarme, pero sonreía y observaba como si todo lo que estaba viendo
           fuera absolutamente nuevo para él. Hablaba sin cesar y era obvio que conocía a la
           perfección  Egipto,  al  menos  el  Egipto  antiguo.  Señaló  las  distantes  ruinas  del
           Ramesseum y Medinet Habu.

               —Por todas las descripciones que he leído… Me gustaría verlas una mañana. —
           Cuando  los  colosos  de  Memnón  se  irguieron  ante  nosotros,  pareció  realmente

           impresionado—. Fue una lástima que restauraran el que está situado más al norte —
           lo observó de arriba abajo con un aspecto de total respeto—. Su canto debía de ser
           algo maravilloso.
               Nos  íbamos  acercando  poco  a  poco  a  las  colinas  y  Henry  no  dejaba  de  hacer

           preguntas.
               —¿Cómo se llega al Valle de las Reinas? ¿A qué distancia están las Tumbas de

           los Nobles? ¿Dónde está el templo de Hatsepsut?
               Nos dirigimos en primer lugar a la tumba de Seti I. Después de ver las paredes
           desnudas del día anterior, Larrimer se sintió agradablemente impresionado. Creo que

           en realidad no estaba preparado para enfrentarse a la enorme magnitud de aquella
           tumba. Después de dejar a nuestras espaldas la luz del sol, las linternas no iluminaban
           lo suficiente para alcanzar las paredes. Aquella oscuridad parecía ponerlo en tensión.

           Se acercó a la pared y su linterna dibujó un círculo reconfortante en la piedra. Yo me




                                         www.lectulandia.com - Página 47
   42   43   44   45   46   47   48   49   50   51   52