Page 153 - La máquina diferencial
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Mallory se quedó mirando la imagen del depósito de cadáveres. De repente, la
simple piedad humana de aquella visión lo golpeó con una fuerza terrible.
—¡Pobre Rudwick, maldito fuera! ¡Mire lo que le han hecho!
Fraser lo contempló con expresión cortés.
—¡Era uno de nosotros! —explotó Mallory, impulsado por un momento de
sinceridad colérica—. No era ningún teórico, solo desenterraba huesos, demonios, y
era muy bueno. ¡Dios mío, piense en su pobre familia!
Fraser tomó una nota.
—Familia, debo investigar eso. Es muy probable que les hayan dicho que usted lo
asesinó.
—Pero yo estaba en Wyoming cuando mataron a Rudwick. ¡Todo el mundo lo
sabe!
—Un hombre acaudalado podría contratar el trabajo.
—No soy un hombre acaudalado.
Fraser no dijo nada.
—No lo era —dijo Mallory—, entonces no...
Fraser hojeó su cuaderno con gesto intencionado.
—Gané el dinero jugando.
Fraser mostró un leve interés.
—Mis colegas han observado cómo lo gasto —concluyó Mallory con un
escalofrío—. Y se han preguntado de dónde salió el dinero. Y hablan de mí a mis
espaldas, ¿eh?
—La envidia pone en movimiento muchas lenguas, señor.
Mallory se sintió de repente mareado y aterrado. La amenaza cuajaba el aire
como una nube de avispas. Después de un momento, Mallory se recobró bajo el
diplomático silencio de Fraser. Sacudió la cabeza poco a poco y apretó la mandíbula.
No iba a dejar que lo confundieran y espantaran. Había trabajo que hacer. Había
pruebas allí mismo. Mallory se inclinó hacia delante, con el ceño fruncido, y estudió
la imagen con expresión fiera.
—«Primero de una serie», dice aquí. Esto es una amenaza, señor Fraser. Insinúa
que habrá más asesinatos parecidos. «Una disección catastrófica». Esto se refiere a
nuestra riña científica, ¡como si hubiera muerto por eso!
—Los intelectuales se toman sus riñas muy en serio —apuntó Fraser.
—¿Quiere decir que mis colegas creen que yo he enviado esto? ¿Que contrato
asesinos como si fuera un Maquiavelo, que soy un maníaco peligroso que alardea de
asesinar a sus rivales?
Fraser guardó silencio.
—Dios mío —dijo Mallory—. ¿Qué voy a hacer?
—Mis superiores me han adjudicado este caso —anunció Fraser con tono formal
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