Page 186 - La máquina diferencial
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Cuarta iteración
Siete maldiciones
Este objeto es una patriótica placa funeraria realizada en densa porcelana blanca, de
la clase que se produce para conmemorar la muerte de los miembros de la realeza y
los jefes de Estado. Bajo una veladura en origen incolora, cuarteada y amarilleada por
el paso del tiempo, resultan visibles los rasgos de lord Byron.
Decenas de miles de estos objetos se vendieron por toda Inglaterra durante los
meses que siguieron a la muerte del primer ministro. Las propias placas eran de una
manufactura estándar y estaban ya preparadas en previsión de la desaparición de
cualquier personaje lo suficientemente notorio. La imagen de Byron rodeada de
guirnaldas, ornados rollos de pergamino y figuras representativas de los primeros
tiempos del Partido Radical Industrial ha sido punteada sobre una película de material
transparente que después es transferida a la placa, para su posterior vitrificación y
cocción.
A la izquierda de Byron, entre los pergaminos punteados, un león británico
coronado posa rampante sobre el cuerpo difuminado de una serpiente derrotada,
probablemente una representación de la causa ludita.
En ocasiones se ha señalado, tanto durante como después del ascenso de Byron al
liderazgo, que su primer discurso en la Cámara de los Lores, en febrero de 1812,
urgía a la clemencia para con los luditas. Se cree ampliamente que, preguntado a este
respecto, el propio Byron replicó: «pero, señor, es que había luditas y luditas».
Aunque esta cita bien podría ser apócrifa, concuerda a la perfección con cuanto se
conoce acerca de la personalidad del primer ministro, y parecería referirse a la
extraordinaria severidad con que más tarde sofocó y suprimió el popular movimiento
antiindustrial con base en Manchester y liderado por Walter Gerard. Pues era este un
ludismo que atacaba no el viejo orden, sino el orden que los propios radicales habían
establecido.
Este objeto perteneció en sus tiempos al inspector Ebenezer Fraser, de la División
Especial de Bow Street.
Mallory se había quedado con Fraser a ver cómo el cirujano de la policía
trabajaba con esponja sucia y vendajes, hasta que se aseguró de que Fraser estaba
totalmente distraído. Para apaciguar las evidentes sospechas del agente, Mallory
había tomado una hoja de papel policial y se había encomendado a la tarea de
componer una carta.
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