Page 191 - La máquina diferencial
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embriagado. Se levantó y se acercó a la barandilla de proa. La aferró con fuerza,
hasta que notó cómo las sensaciones regresaban a las puntas de sus dedos—. Maldita
tiniebla de la ciudad —dijo.
—Vaya, así es —dijo ella a su lado. Olía a sudor salado, a rosa de té y a coño. Se
preguntó si tendría mucho pelo allí y de qué color sería. Se moría por vérselo—.
¿Qué es eso, Ned?
—¿Qué? —¿Por qué está tan oscuro? ¿Es la niebla?
—Luces de gas —dijo él—. El Gobierno tiene un plan para apagar las luces de
gas porque producen mucho humo.
—Qué listos.
—Y ahora todo el mundo anda corriendo por las calles a oscuras, destrozando
cuanto ve.
—¿Y cómo lo sabes?
Él se encogió de hombros.
—¿No eres poli?
—No, Hetty.
—No me gustan los polis. Siempre hablan como si supieran cosas que tú no
sabes. Y nunca dicen cómo lo saben.
—Podría decírtelo —respondió Mallory—. Me gustaría decírtelo. Pero no lo
entenderías.
—Pues claro que lo entendería, Ned —protestó Hetty con la voz tan animada
como la pintura al desconcharse—. Me encanta oír hablar a los hombres listos.
—Londres es un sistema complejo que está desequilibrado. Es como..., es como
un hombre bebido, borracho como una cuba, en una habitación con botellas de
güisqui. El güisqui está escondido, así que él se pasa el rato buscándolo. Cuando
encuentra una botella echa un buen trago, pero luego la deja y se olvida de ella de
inmediato. Después deambula y vuelve a buscar, una y otra vez.
—Y después se queda sin licor y tiene que comprar más —dijo Hetty.
—No. Nunca se le acaba. Hay un demonio que rellena las botellas
constantemente. Por eso es un sistema dinámico abierto. Da vueltas y vueltas por la
habitación, sin parar, sin saber jamás cuál puede ser su siguiente paso. A ciegas e
inconsciente traza círculos, dibuja ochos, todas las figuras que podría hacer un
patinador, pero nunca abandona los límites. Y entonces, un día, se apagan las luces, y
al instante sale corriendo de la habitación, de cabeza, y se sumerge en la oscuridad
exterior. Y entonces puede suceder cualquier cosa, cualquiera, porque la oscuridad
exterior es el caos. El caos, Hetty.
—Y eso te gusta, ¿eh?
—¿Qué?
—No sé qué significa lo que acabas de decir, pero sé que te gusta. Te gusta pensar
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